Melania Trump ha vuelto a acaparar todas las miradas, esta vez desde el palco presidencial del estadio MetLife, en East Rutherford (Nueva Jersey), durante la final del Mundial de Clubes entre el Chelsea y el Paris Saint-Germain. La Primera Dama de Estados Unidos demostró una vez más por qué sigue siendo un referente de elegancia internacional con un estilismo sobrio, sofisticado y cargado de intención.

Para esta esperada cita deportiva, Melania Trump optó por un vestido blanco ceñido de corte midi, que realzaba su figura con absoluto refinamiento. El diseño, de líneas puras y minimalistas, se combinaba con una americana azul marino de estructura clásica, una mezcla que respira poder y diplomacia con estilo.

Estilo que deja huella

El broche de oro lo pusieron los complementos: unas gafas de sol XL de Christian Dior, que añadían ese toque glamuroso y misterioso que tan bien domina, y unos tacones blancos que completaban un conjunto digno de pasarela presidencial. Melania ha construido una imagen sólida basada en la discreción lujosa, el dominio del dress code y su conexión directa con la moda de autor. No es casualidad que se hable ya de una “herencia estilística” que ha traspasado a su hija Ivanka, también icono de estilo en la esfera pública.

Con este look, la Primera Dama no solo volvió a destacar en un evento con proyección internacional, sino que consolidó su posición como la embajadora perfecta del chic americano más elevado.