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Se acabó la diversión

Se acabó la diversión
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Todo lo ocurrido esta semana me trae a la memoria esa canción de la revolución cubana: «Se acabó la diversión, llegó el Comandante y mandó a parar». Ya está bien de la broma, esperpento o circo del «procés» catalán. De pararlo se ha encargado la juez Lamela enviando a la cárcel a Junqueras y a los siete miembros de su ex gobierno. Los que faltan han huido como ratas a Bélgica, quizá sin darse cuenta de que Bruselas es la capital de la Europa unida, que se siente directamente amenazada por su proyecto secesionista. Puigdemont y su «troupe» de listillos en su delirio provinciano no se daban cuenta de que no solo estaban atacando a España, sino también a Europa. Pero, ¿qué se creían?, ¿que podrían engañar a su pueblo prometiéndoles un paraíso imaginario fuera de la ley y las normas que rigen la convivencia? Hoy se ve obligado a aliarse con lo peor de Europa: una extrema derecha como la flamenca con antepasados nazis. ¿Eso es lo que quieren los catalanes para su república independiente? Señores, no son presos políticos. Son políticos presos por sedición, rebeldía y malversación. Un preso político lo es por sus ideas y, según eso, con la de barbaridades que estamos oyendo lo estarían Ada Colau y otros muchos independentistas catalanes, y no lo están.

En pleno siglo XXI este grupo de fanáticos no tiene la menor idea de lo que es gobernar pretendiendo implantar las ideas nacionalistas del siglo XIX que únicamente trajeron dolor y barbarie. En lugar de la Arcadia prometida están consiguiendo un desierto empresarial con más de 2.400 empresas huyendo de Cataluña. El daño que hubiera hecho esta gente si no se les para habría sido irreparable. Nos hemos callado mucho, demasiado. Estoy deseando hablar de las cosas que me importan: el cine, la belleza, la creación, los libros. Pero últimamente nuestras vidas solo tienen un tema recurrente que nos invade en versiones de todo tipo: Cataluña.

Ningún niño sin techo

El jueves, este periódico, como viene haciendo desde hace años de la mano de Isabel Abdó, organizó un precioso desfile con diseñadores españoles de primera línea. Hannibal Laguna, Ághata Ruiz de la Prada, Miguel Marinero, Albert Oiknine, Amparo Chordá, María Barros, Ulises Mérida y Francis Montesinos. El lugar que lo acogió fue una original carpa a modo de circo-cabaret donde suelen hacerse preciosos espectáculos de burlesque. La capacidad de convocatoria fue enorme y aprovechamos para regalar unas pulseritas con el nombre y logotipo de la ONG Ningún niño sin techo, a la que ayudo. Quisimos darla a conocer e intentar captar nuevos socios porque no se imaginan lo difícil que es llegar a fin de mes con quince niños de acogida a los que procuramos darles todo lo que la vida no les dio y la enorme alegría que ellos nos devuelven al ver que menores que se hubiesen perdido en las drogas y la delincuencia por el abandono en el que vivían son ahora personas felices que estudian, hacen deporte, aprenden a relacionarse con generosidad y compañerismo educados en valores y ética.

Tenemos la enorme satisfacción de que este año uno de ellos acaba de entrar en la Universidad de Jaén para estudiar dirección y gestión de empresas. La gran artífice de todo esto, su ángel de la guarda, es María Almendros, que vive por y para ellos. También tenemos voluntarios y una estupenda cocinera marroquí. Si algún día van a Tánger y quieren visitarlos estaremos encantados de recibirles y se quedarán asombrados de ver lo maravillosos que son. Además, el juez acaba de enviarnos unos gemelos que son para comérselos a besos. Estas cosas son las que de verdad importan.