Moda

¿Tienes el síndrome del protagonista?

Si crees que las calles son tu pasarela y que todas las canciones hablan de ti, no te eches las manos a la cabeza: no eres la única. Descubre por qué creemos ser el personaje principal de cada nanosegundo del metaverso.

Lily-Rose Depp en ‘The Idol’
Lily-Rose Depp en ‘The Idol’Lifestyle

Te vamos a contar una escena que te puede sonar: te pones los auriculares, das al play a tu canción preferida y de repente, comienzas a caminar como si fueras la mismísima Beyoncé. No sólo haces de la calle tu pasarela, sino que crees que todas las canciones hablan de ti, cada serie te parece el reflejo más fiel de tu momento actual y eres incapaz de leer un libro sin alzar la vista y exclamar: “¡Es que habla de mí!”. Habrá quien por supuesto, piense que estamos hablando de claras señales de narcisismo, que por cierto, pese a ser la personalidad más criticada por los demás, a su vez es la más envidiada… Ya lo sabes: paradojas del ser humano. “Estamos frente a una sociedad cada vez más narcisista porque predominan los valores individualistas y del ego y hay carencia de valores como el de hacer familia, la humildad y la cooperación social. En nuestra sociedad predominan los valores egocentristas y ególatras. La sociedad narcisista es paradójica, pues cada vez más personas se sienten únicas, importantes y especiales, pero como la mayoría de personas se sienten así, ya son características que no son singulares porque son predominantes. A pesar de que las personas se creen personas únicas y excepcionales, son personas masa. De verdad, desde fuera es ridículo el espectáculo del yoyo- yo que estamos viviendo”, dice Júlia Pascual, psicóloga y directora del Centro de Terapia Breve Estratégica. “Sentirnos el centro del mundo no es algo nuevo, pero desde mi punto de vista el modelo familiar sobreprotector que predomina, así como las redes sociales, lo están potenciando. Es natural sentirse atraído por cosas que nos afectan o que nos interesan de manera personal, y eso puede llevarnos a sentir que somos el centro de todo. Sin embargo, es importante tener en cuenta que hay muchas otras personas y cosas que también son importantes y que tienen un impacto en el mundo. Tratar de ver las cosas desde otras perspectivas que no son las nuestras y ser conscientes de cómo nuestra acciones afectan a los demás puede ayudarnos a tener una percepción más equilibrada y a ser más empáticos”, añade Pascual, autora de Los narcisistas y tú. Aigua De Valencia, autora de Manual de la bruja novata, cree que cada vez son más quienes tienen este síndrome por la necesidad de generar una realidad satisfactoria. “El mundo en el que existimos está lleno de presiones disfrazadas de ambición, que nos indican que ‘ser la mejor’ en algo es la única forma válida de ser y hacer algo. Ser la primera de la promoción, la más guapa, la más famosa, la que mejor viste, la que mejor cose,la que más estudia, la que más negocios tiene… ¡Tenemos mucho miedo a la mediocridad y al anonimato! La solución fácil de saciar esa ‘ambición’ es coronarnos a nosotras mismas como protagonistas”, asegura.

Sara Jessica Parker
Sara Jessica Parker Lifestyle

La moda se ha encargado de reforzar la dinámica que conduce a la creencia del protagonismo, pues colaboraciones como la de H&M y Mugler se han encargado de que cada vez sea más habitual que nos vistamos como si fuéramos a actuar en el WiZink Center. Esta estética, por cierto, responde al indie más glamouroso, ese que veremos en The Idol, la serie en la que Lily-Rose y The Weeknd comparten pantalla. Aunque indudablemente ella es quien atrae todas las miradas, quien cree ser el absoluto protagonista, tanto de la trama como de la promoción, es el cantante. “Se suponía que The Idol iba a ser un toque de atención sobre el lado oscuro de la fama desde una perspectiva femenina. Ese era un concepto inicial muy interesante, hasta que el director y The Weeknd se han adueñado de la narrativa y del control”, explica la tiktoker @jasminedarya, que señala que el 99 % de los artículos que ha leído hablan de The Weeknd y defienden su figura. Según Deadline, cuando ya se habían grabado cinco capítulos de la serie, The Weeknd alegó que el show se apoyaba demasiado en la perspectiva femenina, por lo que tiene sentido que los medios publiciten, al parecer, The Idol como el trabajo de Abel Tesfaye, como se llama el cantante: porque él ha sido quien se ha empeñado en ser el absoluto protagonista. Pero ¿acaso hay algunos rasgos de personalidad que hacen que alguien sea más propenso a sentirse protagonista? “La personalidad es un sistema estable de percepción, sentimiento, pensamiento y acción frente a la realidad que caracteriza el modo más frecuente en que uno se adapta a la mayoría de las circunstancias vitales y marca su estilo de vida.

En mi experiencia, las personalidades en las que uno es más propenso a sentirse protagonista son principalmente: el narcisismo, la psicopatía y el histrionismo”, asegura Júlia Pascual, que señala que estamos construyendo una sociedad narcisista al predominar el egoísmo, el egocentrismo y la egolatría. “Cada uno de estos conceptos implica una forma de autocentrismo que puede ser dañina tanto para el individuo como para la sociedad en general. Al entender y reconocer estos comportamientos, podemos trabajar para superarlos y fomentar una sociedad más inclusiva y empática”, señala. “Creo que viene alimentado por la fiebre de ‘la marca personal’ que tienen las redes sociales, y es complicado salir de esa narrativa si tienes que exponerte todo el rato. También, y lo digo en mi caso, el ver mucho cine y leer muchos libros, nos acaba influenciando”, asegura Charas Vega, autora de Me lo han dicho los astros. De hecho, el síndrome del personaje principal ha invadido no sólo las redes, sino también la cultura pop, y personajes como los de Eric Effiong, de Sex Education, y Cassie Howard, de Euphoria son claros ejemplos de cómo incluso en el universo de la ficción, este síndrome se ha infiltrado. Las vacaciones, por cierto, no hacen más que reforzar el poder de este fenómeno, pues hablamos de ese período romantizado del año en el que podemos decidir cuándo nos despertamos, dónde comemos, qué horarios queremos y en definitiva, casi quiénes somos.