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Jardinería
En el mundo de la jardinería, hay dos tipos de personas: las que arrancan hierbas no deseadas cada semana, y las que han encontrado una forma más astuta de evitarlas sin mover un dedo más de la cuenta. La clave no está en productos agresivos ni en grandes herramientas, sino en un recurso que casi siempre acaba en la basura: el cartón.
Aunque parezca una solución improvisada, este método tiene nombre: mulching. Lo usan jardineros expertos y hortelanos urbanos porque, además de bloquear las malas hierbas, mejora el ecosistema del suelo.
La lógica es simple pero efectiva: si impides que la luz llegue al suelo, las malas hierbas no pueden crecer. En lugar de arrancarlas una por una, cubres el terreno con cartón sin tinta o papel de periódico mojado. Se colocan ligeramente superpuestos para no dejar espacios, y se recubren con una capa de materia orgánica: hojas secas, compost o corteza.
Este sistema tiene doble beneficio: oculta el cartón y mantiene la humedad, permitiendo que el material se descomponga lentamente. Con el tiempo, se transforma en humus, fertilizando la tierra de forma natural y atrayendo lombrices, que mejoran aún más la calidad del suelo.
Además de eliminar las malas hierbas sin esfuerzo, esta técnica conserva la humedad, reduce la frecuencia de riego y evita alterar el equilibrio del suelo. Y lo mejor: no necesitas herramientas especiales. Solo paciencia, constancia y unos cuantos trozos de cartón.
Este método también es fácilmente replicable: puedes repetirlo cada temporada, adaptarlo a distintos tipos de jardín y ver resultados reales con muy poco trabajo. Es una de esas soluciones que no solo resuelven un problema, sino que cuidan de la naturaleza en el proceso.
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