Jardinería
El truco del riego perfecto: cómo tener albahaca siempre fresca en casa
Con un cuidado adecuado, esta planta tropical puede ofrecerte hojas frescas y llenas de sabor todo el verano
El riego del albahaca es más complejo de lo que parece. Aunque se trata de una planta resistente, un exceso o una falta de agua puede provocar que sus hojas se marchiten o que surjan hongos. Por eso, saber cómo, cuándo y cuánto regar es clave para disfrutar de un albahaca vigorosa y aromática.
Aquí tienes 9 recomendaciones esenciales para mantener tu planta en perfecto estado durante toda la temporada.
1. Entiende las necesidades de agua del albahaca
Originaria de climas cálidos como el de la India, el albahaca prefiere un suelo fresco, ligeramente húmedo, pero nunca encharcado. Cuando la capa superficial del sustrato comienza a secarse, es momento de regar. Si la planta está deshidratada, las hojas se caen; si hay exceso de agua, aparecen hongos.
2. Ajusta la frecuencia de riego según el tipo de cultivo
En maceta, el sustrato se seca más rápido, por lo que en verano puede ser necesario regar a diario. En tierra firme, con raíces más profundas, bastará con un riego cada dos o tres días, siempre que el suelo no sea arenoso, que requiere mayor atención.
3. Elige la mejor hora para regar
La franja ideal es por la mañana, entre las 6 h y las 10 h. Así, la planta aprovecha la humedad antes de que suban las temperaturas. Regar por la noche puede provocar acumulación de humedad y aparición de hongos. En días muy calurosos, puedes dar un riego ligero al final de la tarde, pero sin excesos.
4. Apunta siempre al pie de la planta
Evita mojar las hojas, ya que pueden favorecer la aparición de moho o enfermedades como el mildiu. Usa una regadera de pico fino o un sistema de goteo para hidratar directamente las raíces. Un acolchado de paja o compost ayuda a conservar la humedad sin compactar el suelo.
5. Presta atención al tipo de sustrato
Un buen sustrato para albahaca en maceta incluye tierra para macetas, compost maduro y un poco de arena gruesa. Si la cultivas en el jardín, mejora la tierra con compost o estiércol bien descompuesto. Evita los suelos pesados y arcillosos, ya que asfixian las raíces.
6. Riega solo cuando sea necesario
No todas las plantas necesitan agua tras la lluvia. Comprueba la humedad del sustrato introduciendo un dedo o un palillo a 1 cm de profundidad. Si el suelo sigue húmedo o pegajoso, espera uno o dos días antes de volver a regar.
7. Usa agua del tiempo y sin cloro
El agua fría puede dañar la planta, especialmente en días de mucho calor. Deja reposar el agua del grifo unas horas antes de usarla o, mejor aún, recolecta agua de lluvia. Si vives en una zona con agua dura o muy calcárea, esto puede marcar la diferencia en la salud del albahaca.
8. Ajusta el riego según el crecimiento
Las plantas jóvenes, con raíces poco profundas, necesitan riegos más frecuentes. A medida que crecen, incrementa la cantidad pero no necesariamente la frecuencia. En floración, mantén la humedad constante y elimina las flores para favorecer el desarrollo de hojas.
9. Observa a tu planta: ella te da pistas
Hojas decaídas o blandas indican falta de agua. Si se vuelven amarillas (especialmente las inferiores), puede haber exceso. La observación es tu mejor herramienta. También puedes usar sensores de humedad, pero nada sustituye a una mirada atenta.
Con estos cuidados, tu albahaca crecerá sana y fragante toda la temporada
Regar bien no es solo cuestión de cantidad: se trata de entender lo que necesita tu planta y actuar en consecuencia. Si aplicas estos 9 consejos, tendrás una albahaca exuberante, lista para dar sabor a todos tus platos —y libre de problemas.