Combate intelectual frente a las bombas

Hitler dio luz verde a sus generales para que comenzara la mayor catástrofe vista hasta el momento por la Humanidad. Las tropas alemanas entraban en Polonia como un cuchillo ardiente en la mantequilla mientras en los gabinetes del resto de potencias europeas sonaban los teléfonos entre la incredulidad y el asombro. La barbarie que dos décadas atrás dejó el continente convertido en un inmenso cementerio volvía otra vez a utilizar la guadaña para segar la vida de millones de personas. Sabiendo lo que ocurriría, Sigmund Freud abandonó Austria huyendo de los nazis en 1938 cuando la vida de los que tenían lazos judíos comenzó a valer menos que una rata, de nada le servía ser uno de los intelectuales más prestigiosos y llegó a Londres listo para comenzar sus últimos años.

Como Freud, muchos siguieron el mismo camino del exilio, Zweig entre ellos para morir abrazado a su esposa en Petrópolis por los efectos del veronal, mientras todo cambiaba bajo la sinrazón y el autoritarismo. El padre del psicoanálisis no viviría demasiado tiempo como para ver sobre el cielo londinense a los aparatos de la aviación alemana pero tuvo la oportunidad de reflexionar sobre los principales temas de la vida durante las visitas que recibió en su domicilio. Bajo la dirección de Tamzin Townsend, en el teatro Lope de Vega de Sevilla se representa, hasta el domingo, la obra «La sesión final de Freud», un encuentro imaginario entre el propio Freud y el escritor C. S. Lewis en el que tratan sobre la cultura, el paso del tiempo, la existencia de Dios o el propio sentido de la existencia en un palpitante diálogo entre ambas personalidades escrito por Mark St. Germain.

Se trata de un texto de una gran carga intelectual en el que se entremezclan dos concepciones antagónicas del mundo con el ruido de fondo de la contienda mundial. Un telón de fondo hostil para la reflexión que pese a ello sirve de impulso a un montaje de la productora UNIR Teatro, entidad dependiente de la Universidad de la Rioja y en el que se insertan los actores Helio Pedregal y Eleazar Ortiz. Ambos se meten en la piel de los protagonistas que asumen un diálogo llevado al teatro con éxito en diversos escenarios desde su estreno en 2010. No hay que olvidar el trabajo de la directora que ya contó con el respaldo del público cuando se puso al frente de «El método Gronholm» y «Un dios salvaje».