Almería

Las dos velocidades del AVE: de la vertebración al aislamiento ferroviario

Tras la puesta en servicio de la línea Madrid-Granada, Almería y Jaén claman por mejorar sus conexiones

La estación de tren de Almería, cerrada desde el año 2000, está siendo reformada
La estación de tren de Almería, cerrada desde el año 2000, está siendo reformadalarazon

Tras la puesta en servicio de la línea Madrid-Granada, Almería y Jaén claman por mejorar sus conexiones

La reciente llegada del AVE a Granada ha provocado la aceptación unánime de la ciudadanía y del sector turístico en particular, que ve cómo ahora se multiplican las potencialidades de una ciudad que ya tenía una destacada fortaleza cultural y patrimonial. Sin embargo, también ha dejado al descubierto los déficits en materia ferroviaria de las provincias limítrofes, que padecen el desmantelamiento progresivo de sus redes o llevan esperando décadas conexiones que nunca llegan. «Somos una isla. Deberíamos tener hasta tratamiento fiscal especial», ironiza José Carlos Tejada, portavoz de la Mesa del Ferrocarril de Almería, una provincia «históricamente agraviada» que ostenta, desgraciadamente, el título de la peor comunicada por tren de toda Andalucía. Un somero análisis de sus conexiones y del estado de la red sólo arroja registros negativos.

«Tenemos una línea convencional con 124 años», recuerda Tejada. La última actuación en ella tuvo lugar hace 40 años, concretamente la eliminación de una curva en el municipio de Nacimiento. Desde el pasado mes de noviembre, con motivo del soterramiento de las vías en la ciudad, los trenes salen de la estación Huércal-Viator, a unos ocho kilómetros de la capital. «Llevaba 25 años cerrada y han habilitado allí unos barracones. Esa es la primera imagen que tiene de Almería un turista cuando se baja del tren». El trayecto a Madrid dura unas siete horas, con 33 limitaciones de velocidad, sostiene Tejada. Una de ellas es la del tramo comprendido entre Almería y Linares, donde los trenes circulan a 60 km/h. La línea sufre constantes incidencias, como retrasos o transbordos en autobús, lo que ha propiciado que los pasajeros caigan casi un 50 por ciento. Tejada rememora la época en la que funcionaba el tren expreso. «Te subías a las 23:00 horas y te colocaba en Madrid a las 8:00. Tenías todo el día para hacer gestiones. Ahora salen a las 7:00 y a las 14:00, algo nefasto desde el punto de vista práctico para los ciudadanos».

La conexión con Sevilla se lleva la palma de los despropósitos. El «tren del miedo», como lo denomina Tejada, tarda siete horas en recorrer 400 kilómetros, tras sortear multitud de obstáculos. Un pasajero que quiera ir a la capital hispalense debe coger un autobús desde la estación de Almería hasta la de Huércal-Viator. Allí se monta en un tren que lo llevará a Granada, luego hará un trayecto en autobús hasta Antequera y aquí hará transbordo, a otro autobús, hasta Osuna. En este municipio se sube al tren, que lo llevará hasta Sevilla. «Una persona mayor o con movilidad reducida no puede hacer este viaje. El tren no pasa por el primer andén, sino por el cuarto».

La plataforma viene reivindicando la instalación en Granada de un intercambiador de ancho de vía como solución intermedia. «Funcionaría un híbrido modelo 730, que puede circular por ancho ibérico e internacional. Estaríamos en Madrid en 5 horas y media». Se licitó el intercambiador y el ministro en funciones, José Luis Ábalos, prometió que estaría operativo en 2020.

Estas deficiencias en el plano ferroviario están afectando, a juicio del colectivo, al desarrollo de una provincia que basa su actividad en los sectores hortofrutícola y servicios. «El año pasado exportamos más de tres millones de toneladas. Somos la despensa de Europa y más del 55 por ciento del empleo lo genera el campo, los invernaderos y las empresas auxiliares», por lo que unas mejores conexiones ferroviarias de mercancías ayudarían todavía más a potenciar las exportaciones. En cuanto al turismo, Tejada reconoce que ahora en verano el aeropuerto funciona «muy bien» con las compañías low cost, pero cuando llega septiembre «nos echamos a llorar». «Si tienes que coger un avión de hoy para mañana a Madrid te puede costar entre 300 y 400 euros».

La plataforma ha escuchado promesas de todo tipo por parte de políticos de todos los colores en relación a la llegada del AVE, una quimera teniendo en cuenta el largo historial de compromisos incumplidos. La última fecha fijada es 2023, algo «imposible de materializar», puesto que la licitación del estudio informativo tuvo lugar el pasado mes de marzo. «Entre la redacción del proyecto, su aprobación y la ejecución de las obras nos vamos a 2024, con suerte». A estos trámites y trabajos hay que añadir después la estructura de catenarias y las subestaciones. Pese a todo, el colectivo no levanta el pie del acelerador, consciente de que las protestas hay que calcularlas bien para que tengan efecto. «En junio de 2017 metimos a 100.000 almerienses en el Paseo de la ciudad». «La inacción política durante tantísimos años provoca que los ciudadanos le den la espalda al tren», lamenta.

Jaén, con el 90% de los servicios desmantelados

Las nuevas conexiones ferroviarias están bordeando Jaén obviando la capital y la estación Linares-Baeza, que antaño era el nudo por excelencia del sur de España. La plataforma «Jaén merece más» denuncia que el 90 por ciento de los servicios ferroviarios se han desmantelado en los últimos 25 años, una crítica que se une al «lamentable» estado de las vías, lo que provoca trayectos «larguísimos». Su portavoz, Juan Manuel Camacho, propone una solución «poco costosa» para reducir de tres a una hora y media el viaje a Sevilla: un intercambiador en Alcolea. En cuanto a la conexión con Madrid, la velocidad media es de 70 km/h. Prestan servicios trenes de la serie 449 que alcanzan una velocidad máxima de 170 km/h, por lo que propone su sustitución por los de la serie 121, que pueden llegar a 250 km/h. La plataforma ha trasladado estas reivindicaciones a las administraciones, que toman nota pero no expresan compromisos claros. Las manifestaciones han sido constantes. «Poner en servicio una nueva conexión de AVE conlleva desmantelar otros servicios, por lo que se van dejando incomunicadas otras partes de España».