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No todo es discriminación

La Razón
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La modalidad de maratón no forma parte del programa olímpico del piragüismo, pero no por ello debe desmerecerse el palmarés de Walter Bouzán y Álvaro Fernández, ganadores de las siete últimas ediciones del Descenso Internacional del Sella y también coleccionistas de medallas en los campeonatos internacionales. Compartían equipo en sus años mozos con la andaluza Beatriz Manchón, cuyo palmarés marea: triple diploma olímpico, dieciséis podios mundiales y veintidós continentales, amén del Premio Nacional de Deporte que le fue concedido en 2005. No ha sido suficiente para que los organizadores de la mítica prueba asturiana le permitan desafiar el próximo sábado a sus ex compañeros, ya que el reglamento no contempla (tampoco lo impide: nótese el significativo matiz) la participación de mujeres. Sucede que la prueba desbordó hace mucho su carácter competitivo para convertirse en una bacanal náutica, donde el deporte es lo de menos porque lo importante es comer, beber, sobre todo beber, y lo otro. Para impedir que una flota de beodos entorpezca a los atletas, éstos toman la salida con antelación, igual que sucede en los maratones populares. Muy pocas tripulaciones femeninas o mixtas, más bien ninguna, había solicitado un dorsal hasta ahora, de modo que el tiempo de respeto para los deportistas de élite se calcula conforme a los cánones masculinos, mucho más veloces que los de las mujeres. Organizar dos pruebas supondría un engorro adicional, molestia que no merece la pena sufrir en vista del escaso predicamento de esta carrera entre las féminas. No es tan complicado de entender... excepto para los y las cabezas de chorlito y chorlita.