Castilla y León
«En breve, todos los hospitales de Castilla y León estarán preparados para atender rápido un ictus»
Así lo avanza a LA RAZÓN el doctor Arenillas Lara, jefe del Servicio de Neurología del Clínico de Valladolid
«A finales de este año o a principios del que viene, todos los hospitales de Castilla y León estarán preparados para dar una respuesta rápida a un paciente que acaba de sufrir un ictus, ya sea directamente a través de un neurólogo, mediante una unidad de Teleictus o dando un tratamiento medicamentoso que le salve la vida en el momento».
Así lo avanza a LA RAZÓN Juan Francisco Arenillas Lara, jefe del Servicio de neurología del Hospital Clínico de Valladolid, quien adelanta que, en breve, empezara a funcionar una unidad en Segovia, y que se abrirá también otra en el vallisoletano Hospital Universitario Río Hortega, que tendrá capacidad de dar trombólisis y estará coordinada con el Clínico para ofrecer los tratamientos más adecuados.,
El doctor, que protagonizaba ayer una interesante jornada en el Colegio Oficial de Médicos de Valladolid sobre los avances en la atención y las mejoras en la calidad de vida tras un ictus, destaca a este periódico que cada vez son más las personas que sobreviven a un accidente cerebrovascular (la tasa de mortalidad en el isquémico es del 9 por ciento y del 25 en el hemorrágico).
Si bien, advierte de que todavía queda mucho por mejorar en el día después. «El post-ictus es la gran asignatura pendiente que tenemos, ya que es donde menos coordinación hay», señala el doctor Arenillas Lara, quien asegura, por otro lado, que a pesar de la elevada tasa de supervivencia, los que han sufrido un ictus necesitan de neurorehabilitación y mucho apoyo de los suyos para integrarse de nuevo en la sociedad.
Por este motivo lanza un mensaje a los familiares de los afectados: «Un ictus supone un golpe durísimo para la vida de las personas, porque se sienten vulnerables y muchas veces culpables, sobre todo los que tienen discapacidades importantes. Por ello es fundamental para su recuperación que se sientan apoyados en todo momento en la red familiar pero también en la social».
Déficit de movilidad, alteraciones del lenguaje, dificultades de cognición o de memoria son las secuelas más comunes entre los que han padecido un accidente cerebrovascular, que se ha convertido ya en la segunda causa de demencia en nuestro país. Además, en la actualidad, una de cada tres personas que han sufrido un ictus padece después un proceso depresivo.
Prevenir desde la infancia salva vidas
Ocho de cada diez ictus se pueden prevenir comiendo menos sal y grasa, evitando una vida sedentaria o no consumiendo drogas y alcohol. Así, el doctor Arenillas llama prevenir desde la infancia, promoviendo el deporte y un estilo de vida sano entre los niños. Y advierte del estrés: «Es un factor de riesgo silencioso, que está oculto». Si bien, destaca que cada vez se conocen más sus efectos sobre el cerebro.
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