Castilla y León

Las familias se unen para hacer frente al acoso escolar y en la red

La Asociación «Déjame ser feliz», creada recientemente en Valladolid, surge de la necesidad de dar visibilidad y ayudar a los menores que han sufrido esta situación

Una joven víctima de acoso escolar estudia en su casa tras haber tenido que cambiar de centro académico al sufrir una agresión
Una joven víctima de acoso escolar estudia en su casa tras haber tenido que cambiar de centro académico al sufrir una agresiónlarazon

Comenzó en Salamanca, donde un grupo de familias decidieron unirse para hacer frente al acoso escolar. A los salmantinos les siguieron los palentinos y leoneses, que desde hace un año cuentan con su propia asociación de apoyo a las víctimas de bullying. Y ahora es el turno de Valladolid, donde, con mucha decisión y ganas, familias y profesionales han hecho piña para crear la Asociación «Déjame ser feliz».

No son cosas de niños. Un insulto constante, el vacío en los recreos, las burlas fuera, ya en casa, a través de las redes sociales, «hace tiempo que son algo mucho más grave, no solo juegos y bromas inocentes».

Así lo asegura la presidenta de «Déjame ser feliz», Marta Cortés, que, junto con otra socia de la entidad, atiende a LA RAZÓN para explicar los objetivos de la organización y la problemática que rodea al acoso escolar.

En los dos meses y medio que llevan en activo -empezaron en enero de este año- las personas que se han acercado a ellos no han dejado de crecer. Calculan que han recibido al menos una veintena de casos de bullying, sucedido solo en Valladolid, por lo que consideran «muy baja» la cifra dada por la Consejería de Educación, que confirmó 47 casos el curso pasado en toda Castilla y León.

«No hay educación, se han perdido los valores», lamenta Cortés tras explicar que en el centro educativo y en casa se debe llevar una línea de respeto generalizado para que los menores no escuchen «como se menosprecia a los docentes o a ellos mismos, ya que su hogar y la escuela es donde más tiempo pasan y somos sus referentes». «Tenemos que actuar juntos», añade.

«Un niño o adolescente que ha sufrido o sufre acoso escolar se siente menos, cree que la culpa es suya, y cuesta mucho que vuelva a tener autoestima y confianza en sus capacidades», asevera.

Por ello, requieren mucho apoyo de profesionales dispuestos a ayudarles a llevar una vida normalizada y, en este sentido, Marta hace un llamamiento a todos aquellos que quieran acabar con este «problema social» para que se sumen a su organización sin ánimo de lucro.

«Nuestro objetivo es ofrecer ayuda tanto a los pequeños víctimas de acoso como a los acosadores, porque detrás de ellos también hay historias con problemas, estoy convencida», afirma.

Asimismo, destaca que se proponen dar apoyo de manera gratuita o con el menor coste posible para que todas aquellas personas que lo necesiten puedan acceder a ello.

«Un niño que vive una situación de acoso escolar lo suele sufrir primero en el centro y luego a través de las redes sociales, por lo que los pequeños se ven obligados a medir cada palabra que dicen, para no dar a los acosadores datos personales y verse más perjudicados. Un menor no puede ser feliz con todo esto», dice Cortés.

Una de las soluciones que se ofrece a los niños que viven bullying es el cambio de centro de estudios. «No entiendo porqué se cambia a la víctima y no a los acosadores», pregunta la presidenta de la asociación. Esta situación lleva al menor agredido a dejar a sus amigos, perder la continuidad en el estudio de las materias e, incluso, a comprar de nuevo los libros, «lo que contibuye aún más a su sufrimiento».