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Curar lo incurable

El Hospital de Sant Pau estrena un revolucionario edificio de investigación que refuerza la colaboración entre científicos y médicos con la obsesión de mejorar la salud de las personas

El edificio que alberga del Instituto de Investigación del Hospital de Sant Pau ha costado 15,5 millones de euros, es desmontable, los materiales se pueden reciclar, y lo más característico es su piel de cerámica
El edificio que alberga del Instituto de Investigación del Hospital de Sant Pau ha costado 15,5 millones de euros, es desmontable, los materiales se pueden reciclar, y lo más característico es su piel de cerámicalarazon

El Hospital de Sant Pau estrena un revolucionario edificio de investigación que refuerza la colaboración entre científicos y médicos con la obsesión de mejorar la salud de las personas.

Peter Parker se convirtió en Spiderman cuando le picó una araña radioactiva obra de los laboratorios Corporation General Techtronics. El Dr. Banner se transformó en Hulk tras absorber accidentalmente una «bomba gamma». Y Tony Starck se convirtió en Iron Man gracias a una armadura con tecnología punta que le protegía su corazón, amenazado por una pieza de metralla. Hasta aquí el homenaje a Stan Lee, el padre de los superhéroes modernos que falleció este lunes con 95 años. Un homenaje que sirve para presentar el nuevo edificio de investigación del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, que hoy inaugurará el president de la Generalitat, Quim Torra. Porque sin investigación, ciencia y tesón ni existirían superhéroes en mundos fantásticos ni visionarios en el mundo real capaces de curar lo que se creía incurable.

El Instituto de Investigación de Sant Pau (IIB Sant Pau), una pieza de la fundación privada que forma parte del recinto junto al hospital y la universidad (UAB), es un instrumento clave para mejorar la calidad y la expectativa de vida de las personas. El nuevo edificio, cuya arquitectura merece un capítulo aparte, está en la calle Sant Quintí, entre la modernista Casa de la Convalescencia y el nuevo hospital, al que está conectado con un pasillo exterior que los arquitectos Pich-Aguilera han concebido como un cordón umbilical. La idea es que el hospital, que es donde nacen las ideas y se desarrolla la mayor parte de la investigación clínica, y los laboratorios, donde se desarrollan estas ideas, dialoguen. «Para que el médico pueda responder a las preguntas que le hace el enfermo, se necesita investigación y con este edificio, el instituto de investigación pretende estar al servicio de las preguntas que el paciente plantea a su doctor», explica el director del IIB Sant Pau, Jaume Kulisevsky.

Una de las ventajas del nuevo edificio es que permitirá albergar bajo un mismo techo a grupos de investigadores que estaban desperdigados por el hospital. Para Kulisevsky, defensor de la teoría de que en las cafeterías nacen futuras terapias, esto es clave. «Tener bajo un mismo techo a investigadores centrados en el Párkinson y la enfermedad de Huntington, por ejemplo, permite intercambiar información y recursos y este contacto facilita más respuestas», añade Kulisevsky.

En el IIB Sant Pau trabajan 340 fijas, pero hay espacio para más grupos de investigación del hospital que se asignan por un periodo de 4 años por méritos. Al tener más espacio, también podrán captar proyectos nuevos. En la planta 1 se instalará el Centro de Investigación del Medicamento, pionero en ensayos clínicos en fases iniciales.