Política

El desafío independentista

Las bases de la Crida apuestan por concurrir al 28-A con una confluencia electoral

Solo el PDeCat está abierto a una alianza con el partido de Puigdemont. ERC y la CUP rechazan una coalición con los neoconvergentes.

Imagen de la intervención de Puigdemont en el Congreso Constituyente de la Crida
Imagen de la intervención de Puigdemont en el Congreso Constituyente de la Cridalarazon

Solo el PDeCat está abierto a una alianza con el partido de Puigdemont. ERC y la CUP rechazan una coalición con los neoconvergentes.

Cuando la Crida Nacional per la República se constituyó el pasado 26 de enero se daba por descartado que concurriese a las elecciones municipales y europeas del 26 de mayo. El partido de Puigdemont tenía la intención de entrar en una fase de hibernación para irse musculando. Pero el giro inesperado que ha dado la política española, con unas elecciones generales para el 28 de abril, ha hecho virar todos los planes: a contrarreloj, como el resto de formaciones, ha organizado una consulta a la militancia para decidir cómo afronta esta cita. Las bases, en una votación telemática que arrancó el jueves y concluyó ayer, decidieron que la Crida concurra al 28-A en alianza con otras fuerzas políticas.

En la consulta, en la que han participado 11.814 votantes –un 20 por ciento de la militancia–, se formulaban dos preguntas: «¿Consideras que la Crida Nacional debe impulsar una candidatura al máximo de unitaria posible de cara al 28 de abril entre formaciones independentistas y soberanistas partidarias del derecho de autodeterminación?»; y, «si las otras organizaciones políticas soberanistas aceptasen la confluencia electoral, ¿verías bien que la Crida participara como tal en las elecciones del 28 de abril?». Ambas preguntas recibieron más de un 90 por ciento de «síes». La dirección del partido realizará hoy una valoración de los resultados.

De esta manera, el primer reto que tendrá la Crida por delante será tratar de hilvanar una candidatura unitaria. El plazo de tiempo es corto, ya que el 15 de marzo es la fecha máxima para presentar candidaturas, y las posibilidades son mínimas. ERC ya ha descartado en múltiples ocasiones ir en coalición con el espacio de Puigdemont. Es más, como alternativa y para tratar de minimizar el desgaste que pueda suponer la presión por las listas unitarias durante los próximos días, los republicanos han propuesto pactos preelectorales con las diferentes fuerzas independentistas. Es decir, acudir por separado a los comicios, pero con iniciativas o un programa de mínimos compartido. La CUP, por su lado, decidirá a finales de esta semana si concurre a las elecciones generales, una participación que, de confirmarse, sería inédita. En cualquier caso, los anticapitalistas han declinado siempre cualquier alianza electoral, más si cabe con el espacio heredero de Convergència. Finalmente, los «comunes», a los que también se ha tratado de interpelar, también descartan de plano cualquier coalición con el partido de Puigdemont o el independentismo –la escisión encabezada por Elisenda Alamany (Nova) está manteniendo contactos con ERC–.

Por tanto, la Crida tendrá que resignarse a un pacto con el PDeCat, el partido que, por ahora, se ha mostrado abierto a ello, aunque no lo tendrá nada fácil en la negociación para la confección de las listas. El partido que preside David Bonvehí no está dispuesto en esta ocasión a ceder todo el poder a Puigdemont como en las pasadas elecciones autonómicas del 21 de diciembre y quiere imponer su sello. De cara al 28-A, el PDeCat llevó a cabo la semana pasada su propio proceso de primarias y en las próximas horas acabará de concretar la candidatura, que se presentará bajo las siglas de JxCat.