Más formación y agilizar papeles para integrar a los menores

La DGAIA cuenta con sacar hoy a la sesentena de jóvenes que están durmiendo en comisarías.

Algunos de los menores que la noche del jueves durmieron en la comisaría de los Mossos d'Esquadra de Ciutat Vella pasaron la mañana de ayer en los jardines de Sant Pau del Camp, a escasos metros de las dependencias policiales. No querían alejarse mucho. Esperaban que la Dirección General a la Infancia y la Adolescencia (DGAIA) los trasladara a un centro de primera atención. Ayer mismo abrió uno con 50 plazas en Barcelona y hoy abrirá otro en Lleida. La directora de la DGAIA, Georgina Oliva, volvió a reconocer en una entrevista en TV3 que sus recursos se han visto sobrepasados para responder al ritmo de llegada de estos chicos y no han sido capaces de generar plazas al mismo ritmo que se han producido las llegadas –2.156 desde enero hasta el 15 de septiembre–. Pero también quiso constatar que están trabajando para reconducir la situación en 24 horas y trasladar a un centro a la sesentena de menores que desde el miércoles duerme en comisarías de los Mossos d'Esquadra del territorio.

A cien metros de los chicos que mataban las horas en los jardines de Santa Pau del Camp, la imagen similar a la de un patio de instituto entre clase y clase, un grupo de jóvenes charlando ymirando el móvil. El teléfono es el hilo que les une a sus familias. La nota disonante era la de alguno esnifando cola. Evitar que estos chavales acaben en la calle es la prioridad de la DGAIA. Aunque el perfil socioeconómico de los jóvenes es diverso, sí comparten una fotografía. La mayoría, un 80% sale de Marruecos, tiene entre 14 y 17 años y hace el mismo recorrido migratorio que un adulto. El resto viene de países subsaharianos. El cierre de rutas migratorias o el anuncio de Marruecos de recuperar el servicio militar obligatorio explicaría por qué ha aumentado de un 10% hasta un 30% la llegada de menores extranjeros no acompañados a España que ha desbordado a la Generalitat y al país.

La DGAIA coincide con las entidades sociales en que hace falta más oferta formativa para una mayoría que pacta con las familias este proceso migratorio. También más agilidad administrativa para que su integración en el mundo educativo y laboral sea más rápida. Porque si llegan con 17 años y los papeles tardan un año algunos ya no entrarán en el sistema de protección, alertó Jordi Pros, responsable del servivicio de primera acogida de la cooperativa Integració Social de Menors, durante una visita a uno de los centros que gestiona esta entidad bajo la tutela del Govern. Formación y búsqueda de trabajo son sus prioridades. La mayoría llega con una mínima formación y quieren seguir estudiando. Pero para hacer un ciclo formativo deben esperar hasta junio para hacer la preinscripción o tener en regla los papeles.