Barcelona

Un cargo policial vincula a un jefe suyo en la trama de los burdeles

La Razón
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El juicio por la presunta trama de corrupción policial y proxenetismo vinculada a los burdeles Saratoga y Riviera de Castelldefels se va complicando día a día. Aún están declarando los acusados y ayer le tocó el turno a uno de los principales acusados, el inspector de la Policía Nacional Abundio Navas, ahora apartado del servicio, que acusó a sus superiores, incluyendo al ex jefe de la Policía Nacional en Cataluña, José Irineo, de encubrir la trama corrupta. En su comparecencia, además, negó haber recibido ningún soborno, pero admitió regalos por parte del propietario del Riviera, Antonio Herrero.

Navas aseguró tener la «certeza» de que la cúpula de la Policía Nacional en Cataluña avalaban las presuntas extorsiones de la trama. El imputado aseguró que sus superiores le impidieron investigar al inspector jefe y también acusado en la causa José Javier Martín Pujal, pese a que sospechaba que estaba protegiendo a los prostíbulos. Martín Pujal declaró en la primera sesión del juicio y a su vez acusó a Navas y al comisario Luis Gómez de llevar a cabo las redadas.

Mafia georgiana

Aseguró Navas que fue Irineo quien le prohibió seguir investigando a Martín Pujal porque este le tenía «amenazado», dado que disponía de «datos calientes» que podrían involucrarlo en la Operación Avispa, contra la mafia georgiana. Por este último caso permanecen imputados el ex subdelegado del Gobierno en Barcelona, Eduard Planells, y el ex conseller de CiU Antoni Fernández Teixidó. «Mis superiores me dijeron que no removiera mierda», insistió Navas.

La Audiencia Provincial juzga hasta febrero a una veintena de acusados por esta supuesta trama, que consistiría, según la Fiscalía, en una serie de avisos de cargos policiales a los dos macroburdeles para alertarles de inminentes redadas, a cambio de dinero, regalos y favores. Los imputados afrontan penas de cárcel de tres hasta 44 años. También están acusados tres abogados, entre otras personas.

Navas, además, aseguró que nunca recibió dinero por parte de los dueños de los burdeles, pero en cambio si que regalaron jamón y vino. No obstante, el imputado aseguró para él «esto no significa sentirse comprado».

Añadió que aceptó los regalos por «cortesía», para mantener al también imputado Herrero como fuente de información sobre redes de explotación de mujeres. Según aseguró el cargo policial, nunca avisó previamente a estos locales de ninguna redada.

El objetivo de Navas, que afronta una condena de cárcel de 22 años, era tener una buena relación con Herrero, por lo que mantuvieron comidas y reuniones, además de los citados regalos. «No podía estar tanto tiempo trabajando y que luego se criminalizara mi trabajo», dijo.

El imputado aseguró que los dueños de ambos prostíbulos le pidieron que «apartara a Martín Pujal de las redadas» porque les «molestaba sus malos modos en estas operaciones». Respecto a Gómez, Navas afirmó que sospechaba que era la persona que avisaba a los prostíbulos de las redadas que se iban a realizar, hecho que definió como «muy ruin». No obstante, y en la misma declaración, se retractó y señaló que lo que dijo sobre Gómez «sólo era una ligera sospecha».