Gastronomía
Un referente de la restauración marinera de Barcelona
Su céntrica ubicación y su reconocida oferta gastronómica hacen de El Merendero de la Mari un establecimiento que mira al mar
Es ya un clásico de Barcelona y forma parte del imaginario marinero de la Ciudad Condal. El Merendero de la Mari nació en 1989 como uno de los históricos chiringuitos frente a la playa de la Barceloneta para trasladarse cinco años después a su actual ubicación, en el Palau del Ma.
Es ya un clásico de Barcelona y forma parte del imaginario marinero de la Ciudad Condal. El Merendero de la Mari nació en 1989 como uno de los históricos chiringuitos frente a la playa de la Barceloneta para trasladarse cinco años después a su actual ubicación, en el Palau del Mar, con vistas al puerto.
Y durante todo este tiempo, el restaurante ha mantenido su línea principal en lo que a su oferta gastronómica se refiere, consolidando así su carácter marinero. «Seguimos apostando por el concepto de cocina marinera mediterránea tradicional», señala Jordi Coloma, hijo de los propietarios del establecimiento y quinta generación de restauradores, quien sin embargo apunta que «nos hemos ido adaptando a los nuevos tiempos y a la demanda de nuestros clientes. Hemos evolucionado».
«Mantenemos nuestra apuesta por el producto de calidad y nuestro recetario es el de siempre, de manera que en la carta aún figuran nuestros platos más tradicionales, aunque hemos incorporado otro nuevos como resultado de esta evolución», como por ejemplo el tartar de salmón o las nuevas paellas. Y estas nuevas incorporaciones suponen además el uso de nuevas técnicas de cocina y elaboración. Así pues, el secreto del Merendero de la Mari es y ha sido el «conservar lo antiguo y crear cosas nuevas», asegura Jordi Coloma, quien señala que ello les ha permitido mantener a los clientes de toda la vida.
Así pues, la oferta de este restaurante se estructura en torno a una amplia carta, en la que se procura potenciar el compartir a partir de sus entrantes fríos (ensaladas, carpaccios...) y calientes (calamares, pescadito frito, pulpo,..) así como de los moluscos, para dar paso a continuación al plato fuerte, que puede ser pescado, carne, marisco o una de sus cerca de diez variedades de arroces. Además, esta carta cuenta con un anexo de recomendaciones, en el que se incluyen aquellos platos de temporada así como nuevas incorporaciones y éste se modifica unas 5 o 6 veces al año.
En el Merendero de Mari todo es de elaboración propia, incluidos los postres, que se preparan en su propio obrador, el cual vende también a otros restaurantes. Y la oferta la completa una cuidada selección de vinos, con más de 200 referencias, porque aquí la bodega goza también de un papel protagonista. «Somos hasta cuatro sommeliers en sala», constata el hijo del propietario.
Una experiencia
Pero el Merendero de la Mari no es solo un restaurante que ofrece una gastronomía atractiva, elaborada a partir de un producto de máxima calidad, sino que es una experiencia. Y es que tal y como pone de relieve Jordi Coloma, «ofrecemos comer bien, una ubicación privilegiada, un trato familiar, así como un ambiente agradable y acogedor». En este sentido, el espacio es una «interpretación del merendero antiguo, sin excesivas alusiones al mundo del mar porque su ubicación ya habla por sí sola», explica para señalar que «la terraza es lo mejor que tenemos y está abierta todo el año».
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