Valencia

Ribó justifica el veto al toque de campanas en que ahora hay relojes

La Iglesia pide al Ayuntamiento que la nueva ordenanza contemple la protección del volteo

El alcalde, junto al vicario general del Arzobispado, Vicente Fontestad; el presidente de la Comunidad islámica de Valencia, Abdul Rahim Yaghmour; y el presidente de la Comunidad Israelita de Valencia, Isaac Sananes Haserfaty
El alcalde, junto al vicario general del Arzobispado, Vicente Fontestad; el presidente de la Comunidad islámica de Valencia, Abdul Rahim Yaghmour; y el presidente de la Comunidad Israelita de Valencia, Isaac Sananes Haserfatylarazon

El alcalde de Valencia, Joan Ribó, considera injustificado el toque de campanas cada sesenta minutos, ya que la tecnología ha sustituido a la tradición en eso de dar la hora. «No es lo mismo que suenen durante el día que durante la noche. Tampoco es lo mismo el toque de un acto religioso que el de las horas, porque hoy en día todo el mundo lleva un reloj o un teléfono. No es como antes, cuando el agricultor sabía qué hora era gracias al sonido de las campanas. Han cambiado mucho las cosas».

El edil explicaba de este modo la prohibición de que la parroquia de San Nicolás voltee sus campanas como lo ha venido haciendo desde el siglo XVIII y limite el repiqueteo al mediodía y en fechas señaladas. A su juicio, la iglesia debe adaptarse a los tiempos modernos y optar por una solución técnica para no sobrepasar los límites sonoros y permitir el descanso de los vecinos (uno de ellos denunció las molestias del tañido).

Valor histórico reconocido

Por su parte, el vicario general del Arzobispado de Valencia, Vicente Fontestad, confía en que la nueva ordenanza municipal (prevista para dentro de seis meses) contemple la protección del volteo de campanas y prevea excepciones. «Nos parece importantísimo el valor histórico y religioso que tienen las campanas que convocan a la oración y por ello queremos que se mantengan». El Arzobispado espera que con la nueva norma de ruidos este asunto «quedará reflejado sin generar problemas y que esté protegido por parte del Ayuntamiento y de las instituciones públicas. Porque el Ayuntamiento tiene que ser para todos, también para los cristianos».

En respuesta a esta petición Ribó se remitió a la ley autonómica de contaminación acústica a la que está sometida la ordenanza municipal y declaró que hará todo lo posible por respetar las costumbres y los derechos religiosos, pero matizó que también «hay que respetar la ley y que la gente pueda dormir».

En cuanto a la denuncia que una vecina de la calle Correos ha interpuesto ante el Ayuntamiento y el Síndic de Greuges (que le da la razón) por el exceso de ruido que provocan el carrillón de la plaza y las actividades que se programan en ella de manera reiterada, el alcalde negó que estemos ante casos similares, ya que se trata de «contaminación difusa o puntual que no podemos abordar del mismo modo» y que, según recoge la normativa vigente, no están obligados a mitigar.

Ribó se pronunció así tras la firma del convenio , suscrito con representantes de las tres principales confesiones religiosas, que garantizará la prestación de asistencia religiosa católica, musulmana y judía en el cementerio municipal. A partir de ahora, las instalaciones públicas tendrán un carácter neutro a fin de que cada una de las grandes religiones de la ciudad «pueda tener una simbología propia».

Al respecto, el presidente de la Unión de Comunidades Islámicas de la Comunitat Valenciana, Ihap Fahmir, aseguró que el acuerdo es «un paso adelante para la buena convivencia». Por su parte, para Isaac Sananes, presidente de la Comunidad Israelita de Valencia, se trata de una «fecha histórica, un hito» para la comunidad judía porque no tenía un cementerio en la ciudad desde el siglo XIV y lleva «seis siglos esperando».