Comunidad de Madrid

Así muy mal Cool

El festival arranca con un caos organizativo que empaña el nivel musical.

Los intensos atascos y las largas colas de varios kilómetros para acceder al festival están enturbiando el arranque del Mad Cool 2018 / J.V. Echagüe
Los intensos atascos y las largas colas de varios kilómetros para acceder al festival están enturbiando el arranque del Mad Cool 2018 / J.V. Echagüelarazon

Algunos de los presentes en la interminable cola de más de dos horas han asegurado a LA RAZÓN que «todo está siendo caótico». Muchos están perdiendo los nervios, tirando incluso las vallas para tratar de colarse.

A los organizadores del Mad Cool les gustan las emociones fuertes. Después de la edición en la que falleció un acróbata y diluvió contra todo pronóstico durante horas, llega la de casi triplicar el tamaño y enfadar a 80.000 personas. Ayer, en la primera jornada del festival quedó patente el fracaso organizativo en varios ámbitos: retrasos en los accesos, intervenciones policiales contra público furioso y un naufragio total en cuanto a los servicios de restauración fueron los principales fallos de una cita que aspira a ser marca. Mal van así de chapuceramente. Ignoramos si fue un mal cálculo o directamente irresponsabilidad, pero de ambas había un poco en la nefasta experiencia del arranque del que aspira a ser el festival más grande de España.

Cuando el sol todavía quemaba, algunos asistentes estuvieron esperando durante horas en las colas de acceso. Enfadados, lanzaron vallas metálicas y la Policía cargó varias veces. Muchos hicieron durante una hora una cola que no avanzaba y que era en vano. Las iras del personal iban en aumento y quizá haya que recordar a Mad Cool lo que sucedió en la última edición del Festimad cuando la marabunta arrasó con todo. Una vez dentro, el desastre estaba en las áreas de restauración. Las colas para conseguir bebida o comida eran simplemente demenciales. Si el festival trataba de ser una experiencia de calidad o un escaparate para el visitante extranjero (ayer su presencia era muy cuantiosa, por cierto) el resultado fue de desastre total.

Y es que dentro, la enorme extensión de césped artificial y la presentación de los escenarios era impecable. Las pantallas de los dos escenarios principales, impresionantes. El montaje, de primera. Sin embargo, no fue suficiente para un festival no apto para agorafóbicos, sin una parcela donde tener cuatro metros cuadrados para un individuo. ¿Error de cálculo? Se antoja difícil de creer teniendo en cuenta la experiencia en el sector de los organizadores. Parece más un exceso de ambición. O una irresponsabilidad.

Capítulo aparte merece la logística externa. Los atascos que generó el festival tanto de entrada como de salida de la ciudad en el entorno de Ifema y de Valdebebas pusieron en contra del Mad Cool a los no asistentes. La Policía se vio desbordada por la avalancha de coches privados o taxis en sus diversas modalidades. Para un festival tan joven no es buena idea volver a la casilla de inicio con un órdago semejante. Como no lleves una buena mano, te echan de la mesa.

El cartel, desde luego era de lujo. Y el sonido también lo fue: estupendo sin paliativos. Pero si montas un festival y la gente se pasa la noche haciendo cola en la barra en lugar de viendo conciertos o sumida en un agobio es que no sabes vender tu producto. Tratar así a tus clientes es asumir que son gregarios y que repetirán. Puede que no les falte razón.

En cualquier caso, en lo musical hubo notables apariciones. Eels ofrecieron su cara más anodina, y Fleet Foxes no levantaron el maltrecho ánimo del público. Leon Bridges sí que demostró que tiene un ángel y Tame Impala venían a por la medalla de oro y se la llevaron. Los australianos tocaron todos los hits en Madrid, según aclararon, después de un año sin dar conciertos. Y se notó una barbaridad. Estuvieron increíbles y su concierto no fue el de un festival cualquiera, sino el de una noche especial, con ganas.

Carolina Durante, la sensación local en una jornada huérfana de grandes nombres españoles, reunieron a una notable cantidad de público en un escenario muy marginal. El futuro es suyo si siguen produciendo hits a este ritmo. Ayer, «La noche de los muertos vivientes» y especialmente «Cayetano», que Diego, el vocalista, presentó como «esa canción», con cierta vergüenza. Y cuando esta edición impresa se cerraba, Pearl Jam emergían frente a una masa de gente impresionante. Eddie Veder hizo enormes esfuerzos por hablar castellano y la verdad es que no se le dio mal del todo. Abrieron con «Elderly Woman Behind The Counter In a Small Town» y la masa empezaba a relajarse.

Luego llegaron «Animal», «Mind Your Manners», «Even Flow» y «Corduroy» y los ánimos se templaban. Sonó «Alive» y bien pudo ser el lema de este Mad Cool: estamos vivos. Y un poco menos cabreados.

Estos son algunos de los «tweets» donde los asistentes al festival han mostrado sus quejas y opiniones en contra de la organización de la tercera edición del Mad Cool 2018.