Madrid

Obras a contra reloj en la Gran Vía

El Ayuntamiento tendrá que reducir los plazos en 11 semanas para cumplir su meta de inaugurarla antes de la Navidad de 2018

El espacio para peatones fue ampliado el pasado diciembre
El espacio para peatones fue ampliado el pasado diciembrelarazon

El Ayuntamiento tendrá que reducir los plazos en 11 semanas para cumplir su meta de inaugurarla antes de la Navidad de 2018.

Los trabajos de transformación de la Gran Vía arrancan hoy a pie de asfalto. La principal arteria del distrito Centro verá ampliadas su aceras, reducido el espacio dedicado al tráfico rodado y multiplicado el número de árboles plantados a lo largo de sus 1.300 metros.

Deberán ser, eso sí, unas obras contrarreloj. Según el plan redactado por el área de Desarrollo Urbano Sostenible del Gobierno de Manuela Carmena, el plazo de ejecución de la reforma estaba fijado en 12 meses. Los planes del Ayuntamiento pasan, sin embargo, por inaugurar la nueva Gran Vía coincidiendo con las próximas fiestas navideñas. La diferencia es importante ya que de las 52 semanas previstas en un principio, una eventual puesta a punto para el 20 de diciembre da un margen al consistorio de 41 semanas, o lo que es lo mismo, casi dos meses y medio menos.

Para lograr este objetivo, el Ejecutivo municipal ha modificado el calendario de los trabajos. En un primer momento, las obras iban a arrancar en la parte de la calle situada entre la confluencia de Gran Vía con Alcalá y Montera. Posteriormente, se desarrollaría la reforma en el tramo comprendido entre Montera y Callao. La tercera fase, según ese plan inicial, comprendía el tramo entre Callao y Plaza de España. Aunque la división en esas tres grandes áreas se mantiene, las etapas se han modificado. La portavoz del Gobierno municipal, Rita Maestre, avanzó esta semana que las obras van a comenzar simultáneamente en los dos extremos, esto es, en Alcalá y Plaza de España. Esto permitirá restarle varias semanas al plan de etapas inicial.

En el caso del tramo de Plaza de España a Callao se realizarán a la vez las obras de las dos aceras, mientras que en el otro tramo (Alcalá-Montera) se acometerán primero los trabajos de una acera y después los de la otra. Las intersecciones entre Gran Vía y las calles que desembocan en ella se dejarán para el verano, con el fin de reducir la afectación al tráfico durante los meses con mayor intensidad de paso.

Según el Gobierno de Manuela Carmena, esta ampliación de aceras significa «una intervención emblemática de una forma distinta de entender y de configurar la ciudad por parte de este equipo». Se trata, al menos en materia urbanística, del proyecto más importante de la legislatura y el Ejecutivo de Ahora Madrid busca llegar a 2019, el año de las próximas elecciones municipales, con la nueva Gran Vía a pleno rendimiento, teniendo en cuenta además que buena parte de las otras grandes apuestas, como la Operación Chamartín o la reforma de la Plaza de España, estarán en una fase muy inicial en ese momento.

Sin jardines ni bordillos

Pese a todo ello, Carmena y su equipo han tenido que hacer dos renuncias relevantes respecto a su primera propuesta de reforma. La primera supuso eliminar del proyecto la creación de tres grandes zonas ajardinadas en Callao, Montera y junto al edificio Metrópolis. Los reparos de la Dirección General de Patrimonio a que se pudiera desarrollar esta actuación en un ámbito protegido –una de las aceras de la Gran Vía forma parte del entorno histórico de la Cerca de Felipe II– han llevado al consistorio a no incluir los jardines en la versión definitiva de la reforma. Tampoco tendrá la futura Gran Vía una plataforma única sin separación entre la acera y la calzada. A pesar de que el delegado de Desarrollo Urbano Sostenible avanzó hace un año que de esta calle desaparecerían los bordillos, sí los tendrá.

Al margen de la ampliación de aceras –aumentará su ancho entre los 2,6 y los 3,4 metros en función del tramo–, las obras supondrán una transformación profunda de la calle también en lo que afecta, por ejemplo, a su iluminación: se realizará por 124 columnas con 248 luminarias que cumplen estrictamente con la normativa de eficiencia energética a través de tecnología LED, con más de 20.000 metros de cableado. La regulación del tráfico se moderniza con la incorporación de un nuevo modelo de semáforo. Se plantarán 248 árboles y se instalarán 70 papeleras, 33 bancos de nuevo diseño y 70 aparcabicicletas.