Semana Santa

Pasiones

La pasada fue una semana de pasión política.

La Razón
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La pasada fue una semana de pasión política. Viernes de «dolores» para Cristina Cifuentes por aguantar esa «penitencia» que le han puesto las dudas sobre su máster, y donde quizá ha percibido la presencia de un «Judas» entre los suyos. Esa pasión también ha tenido su paso municipal con Javier (Barbero) del gran poder, paseando por las calles turbulentas de Lavapiés, haciéndose el rey de la judería y resistiéndose al prendimiento de quienes pedían su cabeza por su mala y equívoca gestión en el desgraciado caso del mantero senegalés muerto por un infarto.

Estamos en plena semana de Pasión religiosa, esa que hace de las calles de Madrid escenarios procesionales de gran raigambre espiritual y de recogimiento abacial, que ven discurrir los pasos de sus Cristos y Vírgenes más venerados, reliquias de arte e historia que colocan a la Semana Santa madrileña entre las más famosas del país en competencia directa con la andaluzas o las castellano leonesas. Mientras que miles de madrileños se han lanzado al «calvario» de la carretera, otros se han quedado para disfrutar de las procesiones propias, y otros muchos más han venido de fuera para comprobar que la Semana Santa madrileña está entre las mejores. Hasta hace pocos años el fenómeno de la escapada era propio de una ciudad como la nuestra, y en esos días la capital se parecía más a un paisaje de verano que al de una incipiente primavera. Ahora el turismo viene no sólo para gozar del patrimonio histórico-artístico, la gastronomía y las compras. Quedémonos con esta exaltación de religiosidad, historia y tradiciones que ya tendremos tiempo de que nos lleguen muchas semanas de pasión política en las que muchos se sentirán «crucificados», otros traicionados por un «Judas» de andar por casa y, los más, esperando la «resurrección» del voto perdido que se les apagó un día y que todavía se mantiene sepultado en la intención electoral.