Automóvil
Los coches de lujo más emblemáticos de la historia: Ferrari GTO
Si bien todos pensamos que los coches son una pésima inversión ya que se deprecian a un ritmo elevado, dicha apreciación cambia radicalmente cuando nos referimos a coches clásicos que llevan detrás un sinfín de detalles que hacen que sean joyas de valor incalculable.
Como el buen vino, su valor aumenta con el tiempo y con el paso de los años se puede convertir en una leyenda. Son muchas las variables que hacen que un “clásico” pueda alcanzar valores desorbitantes en subastas de todo el mundo. Desde el año de fabricación, la marca, la exclusividad, el palmarés y otras variables pueden convertir un coche en una auténtica pieza de colección, un clásico entre clásicos.
Es muy complicado saber con exactitud un listado con las cifras reales de transacciones de estas maravillas del automóvil, ya que existe un gran secretismo y prima el anonimato entres las grandes fortunas que pujan por ellos. Pero si se puede hacer una lista de las casas de subastas y las cifras que han trascendido son una auténtica locura. Los clásicos que alcanzan la categoría de “únicos”, por su exclusividad, escasez, palmarés, etc, envejecen de maravilla.
Dedicamos una pequeña sección a estas deidades del automóvil, en una serie de entregas que comenzaremos con el modelo que hasta la fecha ha alcanzado el mayor valor en una subasta pública. Con todos ustedes:
FERRARI 250 GTO (1962)
El Ferrari 250 GTO (GRAN TURISMO OMOLOGATO) de Ferrari fue la evolución final del famoso modelo 250 de la marca, que debutó en 1953 y terminó con el último GTO en 1964. Considerado el diseño más bello de Ferrari, el modelo fue uno de los coches de carreras más victoriosos que la marca haya construido jamás.
Este modelo resumía a la perfección la filosofía de Ferrari: los niveles más altos de prestaciones y estilo. Creado por un equipo que lideraba Giotto Bizzarrini, sus líneas son fruto de las investigaciones llevadas a cabo en el túnel de viento. Su fama no sólo procede de su éxito en competición (con innumerables victorias), sino también de una suma de características que lo hicieron único, como su impresionante aspecto, un chasis muy competitivo y el mítico motor V12 de Maranello, digno de un auténtico purasangre.
Ahora, cinco décadas más tarde, el Ferrari 250 GTO se ha convertido en el coche de colección más admirado, no sólo por su increíble pedigrí, sino también porque un grupo de coleccionistas franceses que organizaron el primer encuentro de propietarios de GTO en 1982 se reúnen cada cinco años para realizar un glorioso tour con los coches a través del país elegido. La única entrada a este club exclusivo es la propiedad de un GTO.
Este Ferrari 250 GTO con el número de chasis 3413, es el tercero de los 36 ejemplares construidos y comenzó su vida como un coche de la Serie I a las órdenes de la fábrica de Ferrari. Fue un vehículo de pruebas conducido por Phil Hill para la carrera siciliana Targa Florio de 1962. Más tarde fue vendido a su primer propietario, uno de los mejores clientes de la marca del “cavallino rampante”, Edoardo Lualdi-Gabardi. El caballero italiano participó con el GTO en 10 carreras en 1962, ganando todas menos una (en la que quedó 2º de su clase) y asegurándose el campeonato nacional italiano de GT ese año. El increíble éxito de Lualdi-Gabardi en la pista con el primer GTO desde el principio, contribuyó significativamente a cimentar lo que se convertiría en la leyenda y el legado del GTO tal y como se conoce hoy en día.
Lualdi-Gabardi recibió un segundo GTO en 1963 y vendió el modelo 3413 al entonces piloto de carreras Gianni Bulgari, quien dirigió la renombrada empresa de joyería Bulgari desde los años sesenta hasta los ochenta. Bajo la propiedad tanto de Bulgari como de Corrado Ferlaino, el GTO ganó cómodamente su clase en la Targa Florio de 1963 y 1964. El coche disputó un total de 20 carreras en el período, nunca involucrado en un accidente, y terminando todas las pruebas. Un caso excepcional y una increíble hazaña para cualquier coche de carreras. Además, conserva su motor, caja de cambios y eje trasero originales, así como su carrocería de fábrica de la Serie II, con la que fue vestida por Carrozzeria Scaglietti en 1964.
Después de su vida de carreras, el GTO ha pasado por una cadena ininterrumpida de propietarios que incluye a algunos de los coleccionistas más importantes de Ferrari. En 2000, fue adquirido por su actual propietario, Greg Whitten, presidente de Numerix, ávido entusiasta de los coches de colección y antiguo jefe de software de Microsoft. Bajo la propiedad de Whitten, el GTO ha competido en eventos de clásicos por todo el mundo durante las últimas dos décadas, así como en cuatro de las famosas giras de aniversario del GTO.
La venta o subasta de los 250 GTO es algo excepcional, el 3413 está disponible por primera vez en más de 18 años. Hace unos meses, el coche fue inspeccionado in situ por representantes del departamento Classiche de Ferrari y también por el destacado historiador y experto de Ferrari Marcel Massini, quien lo considera uno de los mejores coches conservado, señalando sus éxitos deportivos, su originalidad, y todos sus componentes de coincidencia numérica (bloque motor, y eje trasero), que se incluyen con la venta del vehículo.
Debe tenerse en cuenta que mientras que la caja de cambios original y el eje trasero están instalados actualmente, el bloque de motor original fue retirado de manera astuta hace años para su conservación y se incluye con el coche.
En la actualidad, el coche está equipado con un bloque motor de 250 GT construido según la norma GTO para que el nuevo propietario se beneficie tanto de su originalidad como de sus prestaciones deportivas.
En los anales de la historia del automóvil, no hay iniciales más grandes que GTO. Son sinónimo de exclusividad, un largo pedigrí de desarrollo mecánico, una carrocería bellamente esculpida y un abrumador éxito deportivo. El Ferrari 250 GTO ha evolucionado justificadamente como el coche de colección más deseable del mundo. La rareza del modelo que se pone a la venta garantiza al futuro dueño la entrada al club ultra exclusivo GTO.
Ficha técnica
MOTOR: Delantero longitudinal 60° V12. Cilindrada: 2953.21 cm3. Potencia máxima: 300 CV a 7400 rpm. CHASIS. Bastidor: Acero tubular. Suspensión delantera: Independiente, brazos de diferente longitud, muelles helicoidales coaxiales con amortiguadores telescópicos, barra estabilizadora. Suspensión trasera: Eje rígido, brazos radiales, ballestas, amortiguadores telescópicos. Frenos: de disco. Transmisión: manuel, 5 marchas. Capacidad depósito combustible: 130 Litros. Rueda delatera: 6.00 x 15; Rueda trasera 7.00 x 15. DIMENSIONES Y PESOS: Tipo Berlinetta, biplaza. Largo x ancho x alto: 4325 mm 1600 mm 1210 mm. Distancia entre ejes: 2400 mm. Peso: 880 kg. PRESTACIONES: Velocidad máxima: 280 km/h. Aceleración 0-100 km/h: 4,8 segundos.
Valor en alza
El 28 de agosto de 2018, en la sucursal que la prestigiosa casa de subastas canadiense RM Sotheby’s posee en Monterrey (Estados Unidos), se consiguió el mayor precio pagado, hasta la fecha, por un coche en una subasta.
El coche subastado fue uno de los únicos 36 Ferraris GTO fabricados, siendo considerado por los expertos como uno de los más auténticos y originales de la familia GTO. Además, este vehículo fue mejorado por Scaglietti, como parte del grupo de cuatro coches que compusieron la Serie II GTO/64.
Récord venta privada
Otra unidad de esta auténtica maravilla ha alcanzado recientemente la estratosférica cifra de 67 millones de euros, en este caso en una compra privada.
Se trata del modelo con número de chasis 4153 GT, cuya venta (en una subasta no oficial) ha sido confirmada por el prestigioso historiador de Ferrari Marcel Massini, que no descarta que en los próximos cinco años se alcancen los 100 millones de dólares por un 250 GTO.
El que se acaba de vender cuenta con un notable currículum deportivo. Después de lograr un cuarto puesto en Le Mans (1963) con Pierre Dumay al volante, con los colores de la escudería belga Ecurie Francorchamps ganó también el Tour de Francia de 1964, una carrera de resistencia de 10 días de duración.
El coche participó también en los 1.000 kilómetros de Nürburgring o los 500 kilómetros de Spa y con los años pasó por las manos de diversos dueños, incluido el piloto español Gérard Delgado, que a finales de los sesenta participó con él en diversos rallies y carreras de montaña. El último propietario era el piloto alemán Christian Glaesel, que adquirió el modelo en 2003.
Glaesel ha vendido ahora el Ferrari 250 GTO a David MacNeil, consejero delegado de la empresa de accesorios automovilísticos WeatherTech.
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