Vivienda

Llega la nueva moda inmobiliaria: comprar casas sin verlas (aunque cuesten 23′5 millones de dólares)

Un multimillonario estadounidense adquirió una vivienda de 7 dormitorios en Florida únicamente habiéndola visto a través de Instagram.

Uno de los dormitorios del apartamento.
Uno de los dormitorios del apartamento.FORTUNE INTERNATIONAL GROUP/NEUELANE

El nombre de las últimas semanas en el mercado inmobiliario de lujo en Estados Unidos es el de Adam Weitsman, un multimillonario estadounidense, dueño y CEO de Upstate Shredding – Weitsmaan Recycling, una importante empresa familiar dedicada a la ingeniería y al reciclado. Weitsman, también dado a numerosas colaboraciones filantrópicas y solidarias, ha sido uno de los últimos en sumarse a una curiosísima tendencia cada vez más habitual en el mercado inmobiliario: comprar una vivienda sin haberla visto personalmente.

Sí, sí, así como suena, Weitsman acaba de adquirir una fantástica vivienda en Sunny Isles, en el estado de Florida, que destaca por sus siete dormitorios, piscina, sauna y, especialmente, por una increíble terraza de 700 metros cuadrados. El caso es que al millonario no le hizo falta si quiera la típica visita del comprador dubitativo, sino que le bastó con verlo por Instagram. “Fue un amor a primera vista”, publica The Wall Street Journal.

“Seguí el Instagram de Chad (Chad Carroll, agente inmobiliario), que es uno de los mejores agentes de Florida”, reconoció Weitsman, que añadió que “nunca pensé que compraría una vivienda a través de Chad, pero siempre fue divertido ver todas las cosas que estaba haciendo”.

Después de ver las imágenes de la fantástica vivienda, el multimillonario se puso en contacto con el agente inmobiliario para mostrarle su interés por aquella casa de Sunny Isles. Al momento, Chad Carroll le estaba enviando los planos de la residencia, acompañados por un cuidado resumen audiovisual, tanto fotos como videos, que hizo que Adam Weitsman se enamorara, poco a poco, de la que iba a ser su próxima adquisición.

Según el testimonio del propio empresario, lo que más le atrajo es que estaba completamente lista para entrar a vivir, con todos los muebles dispuestos, y también que formaba parte de un edificio privado ubicado en un lugar absolutamente privilegiado. El precio acordado, 23′5 millones de dólares (22,2 millones de euros), nunca fue un problema por más que el comprador no hubiera pisado la propiedad.