La historia del increíble Fiat Turbina que asombró al mundo en el 54

A finales de la década de 1940, Fiat comenzó a desarrollar un concepto de coche propulsado por un motor a reacción, una tecnología que acababa de llegar a los aviones. ¿El objetivo? Ser los primeros en el mercado mundial con un tren motriz impulsado por una turbina.

Al frente del proyecto estaba el ingeniero jefe Dante Giacosa, junto con Vittorio Bellicardi. La idea básica es colocar una turbina de gas en la parte trasera de un coche deportivo para crear un vehículo sin precedentes.

Proyecto dentro de un proyecto

El proyecto se llevó a cabo en colaboración con el departamento de aeronáutica de la empresa, activo en la producción de aviones en aquella época, que tardó unos dos años en completar la producción del motor de turbina, cuyo nombre en clave era Tipo 8001.

El sistema, que funciona con un compresor centrífugo de doble carrera, está conectado directamente al eje trasero del coche mediante una serie de juntas de velocidad constante y un reductor de par. Durante las primeras pruebas en banco y en carretera, Fiat descubrió que era capaz de producir el equivalente automovilístico de unos 300 CV, una potencia récord para la época.

La presentación

El concept car se presentó al público y a la prensa en el Salón del Automóvil de Turín de 1954, atrayendo la atención de muchos con su diseño innovador y su carrocería aerodinámica que bate récords con un coeficiente de fricción de 0,14. Un récord que permaneció en manos de Fiat hasta 1984.

Una de las particularidades del modelo que sorprendió en la presentación fue la ausencia de una caja de cambios real en el salpicadero. De hecho, gracias al funcionamiento mecánico de la turbina, similar al de un moderno convertidor de par, se conecta directamente a las ruedas traseras del deportivo mediante un reductor de par capaz de reducir las aproximadamente 22.000 rpm del funcionamiento normal a unas más manejables 4.000 rpm.