Asuntos sociales
Tensiones familiares ante el coronavirus: el Ayuntamiento atiende más de 3.400 casos
Los Centros de Apoyo a las Familias trabajan intensamente estos días para evitar situaciones de violencia familiar y estrés. Entre los nuevos perfiles, destacan los hogares con profesionales sanitarios
Son días difíciles para las familias, y lo seguirán siendo mientras dure el confinamiento por la pandemia. Durante estas semanas de encierro, muchos hogares deben lidiar con dos problemas: prevenir el contagio por coronavirus... y también con las tensiones lógicas derivadas de un mes en el que la convivencia puede verse alterada. Así, los Centros de Apoyo a las Familias (CAF) del Ayuntamiento de Madrid , dependientes del Área de Gobierno de Familias, Igualdad y Bienestar Social, continúan prestando labores de orientación y atención especializada en materia de familia durante la crisis del Covid-19, de manera telefónica y telemática. Unos servicios que dotan de orientación social, asesoramiento jurídico en materia de familias, atención psicológica ante las dificultades en el ámbito de las relaciones familiares, atención y prevención de las situaciones de violencia que afecten a la familia o alguno de sus miembros, mediación familiar o herramientas y pautas a las familias.
¿El resultado? Durante las últimas tres semanas, los siete centros CAF de la capital han atendido un total de 3421 casos. A grandes rasgos, casi 1.500 llamadas telefónicas atendidas (1.498) y 1.923 intervenciones de profesionales, bien a través de videollamada o videoconferencia. Estas atenciones han podido ser de orientación jurídica, psicológica o mediación.
Entre los casos, se han detectado las dificultades que ocasiona el confinamiento, en especial en las familias más vulnerables: tensiones familiares, dificultades con las actividades escolares…
La Asociación Bienestar y Desarrollo (ABD) gestiona cuatro CAF, mientras que Aprome gestiona otros tres. Si bien en condiciones normales se trabaja con cita previa y presencial, durante estos días se ha llevado a cabo una transformación en tiempo récord para atender a las familias de forma telefónica y/o videoconferencia. Estos trabajadores están realizando su labor de 8:00 a 20:00, de forma ininterrumpida.
Laura Piñeiro, directora de ABD en Madrid, explica a LA RAZÓN que, dependiendo del distrito, tienen que trabajar con “familias más vulnerables que se encuentran en una situación económica desfavorable, bien porque tienen que afrontar un ERTE, bien porque trabajaban en economía sumergida. Es una demanda que ahora atendemos muchísimo". De hecho, se trata de perfiles tratados anteriormente en los CAF y cuyas necesidades son ahora mayores. “En algunos casos, la conflictividad que ya tenían se agudiza”, asegura Piñeiro. Algunas familias requieren hasta tres intervenciones semanales.
Desde ABD señalan que, durante estos días, se ha detectado una “escalada de episodios de violencia filioparental, de hijos a padres”, la mayoría de ocasiones de naturaleza verbal pero que a veces trasciende a lo físico. Unas situaciones derivadas de la falta de un espacio propio para los menores en muchos hogares. “En esos casos, tratamos de priorizar algunos aspectos importantes dentro de las familias: quizá no hay que poner 50 normas en caso, sino menos pero más importantes, buscando espacios donde uno pueda estar a solas”, afirma Piñeiro.
Con todo, los CAF están atendiendo nuevos perfiles. Es el caso de sanitarios que han pasado por el coronavirus y que se encuentran con dificultades a la hora de volver a sus trabajos o para mantener unas relaciones fluidas con su familia. Y es que, el hecho de que aún desconozcamos muchos aspectos del Covid (su permanencia, la posibilidad de contagiar aunque hayamos pasado la enfermedad, etc) provoca que mucha gente pueda verse “estigmatizada”, sumado al miedo por contagiar a sus seres queridos. Así, los profesionales sanitarios “están viviendo un doble estrés”.
Los orientadores familiares también tienen que lidiar con un problemas hasta ahora inéditos: las dificultades que atraviesan muchos hogares para velar, o incluso conocer el paradero, de sus familiares fallecidos. “La falta de contacto físico entorpece la necesidad de llevar a cabo un duelo sano”.
Los casos de violencia de género, que también se están detectando, o el incumplimiento del régimen de visitas son otros de los problemas que acarrean mayor conflictividad.
Con todo, hay otro perfil que ha “sorprendido” a los responsables de los CAF: a muchas familias que ya estaban siendo atendidas antes de la pandemia, el confinamiento les ha servido para mejorar su situación. “Hay padres que están aprovechando para pasar más tiempo con sus hijos y también para tener tener más tiempo para ellos mismos”, concluye Piñeiro.
Para complementar su atención, los CAF han elaborado y distribuido cinco Guías Para Familias durante el Estado de Alarmapara atender las diferentes necesidades según la edad de los hijos o las situaciones de cuidados a personas mayores. Se trata de la Guía para la convivencia familiar durante la crisis del COVID19; Guía para personas mayores y sus familiares cuidadores para afrontar el confinamiento: Consejos para afrontar el confinamiento durante la crisis del coronavirus con hijos/as de 0 a 3 años; Guía de apoyo emocional a familias con hijos e hijas de 3 a 12 años durante la crisis; y Consejos para afrontar el confinamiento con hijos/as adolescentes.
Las pautas a seguir
¿Cuáles son los pautas que los psicólogos están impartiendo a las familias? Entre ellas, cabe destacar la “organización familiar”. Como dice Laura Piñeiro, es muy importante estas semanas planificar la “distribución de tareas: saber cuáles hacemos juntos, qué descansos nos tomamos y ser realistas: reconocer nuestros límites”. Otro bloque es el relativo a la “mejora de la comunicación”, algo que depende de las edades de los hijos. “Según su edad, un exceso de comunicación puede no ser positivo si no tienen capacidad de asimilar tanta información”. En cuanto a la “prevención de los conflictos”, se debe procurar no tener “pensamientos catastróficos”, que pueden derivar excesos de ansiedad, estrés, y depresión. Y por último, intentar hacer ver a las familias que este tiempo en casa puede ser aprovechado “para reencontrarte con personas que antes no podías, recuperar costumbres, y hacer lo que tenías pendiente”.
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