Así podrían salir los mayores del confinamiento: una hora diaria, protegidos y sin contacto con menores

Las personas mayores están ante una encrucijada: por un lado, constituyen el colectivo de mayor riesgo: el 87% de los fallecidos supera los 70 años; por otro, el aislamiento prolongado puede generarles problemas funcionales, psicológicos, cognitivos y sociales.

«Es la pregunta del millón: ¿cómo aunar las dos cosas?», afirma a LA RAZÓN Francisco Tarazona, vocal clínico de la junta directiva de la Sociedad Española de Geriatría y Gerontología.

Si en las últimas semanas se ha hablado del aumento de peso en la población derivado del sedentarismo, en el caso de los mayores, la falta de actividad física «puede provocar sarcopenia, que es la falta de masa y fuerza musculares». Además, en el caso de aquellos que padecen demencia o trastornos similares pueden ver «incrementada la sintomatología al ver alterada su rutina habitual». Y es que, en estos casos, lo deseable es que mantengan sus hábitos: levantarse temprano, realizar actividades físicas que les produzcan cansancio y, de esta forma, poder llegar a la noche con una buena disposición al sueño.

Los geriatras desconocen de qué forma se levantará el confinamiento, a qué sectores y cuándo. Entra dentro de lo posible que dependa de la epidemiología de cada región, lo que solo puede conocerse con tests masivos a la población, y que los mayores sean los últimos en salir. De esta manera, los mayores «podrían empezar a pasear con todas las precauciones posibles, con mascarilla, separados de la gente y evitando el contacto con niños y jóvenes, que pueden sufrir la enfermedad de forma asintomática». ¿El tiempo? Lo ideal sería una hora diaria. Eso sí, teniendo en cuenta que «la prioridad es la salvaguarda vital de los mayores».