Las historias

De los selfis al bebé que vino con la nieve bajo el brazo

Conductores de autobús atrapados toda la noche, una mujer que dio a luz en el coche e inconscientes que pensaron que la ciudad era una improvisada estación de esquí

Filomena es un nombre que no olvidaremos jamás. En 24 horas, y las que quedan, nos ha procurado una de las primeras taquicardias de 2021. Es de desear que no, pero los padres de Clara –no estamos para bromas, pero bien la podrían bautizar Elsa como la protagonista de «Frozen»– tuvieron que fibrilar cuando su madre se puso de parto y, después de tres horas esperando una ambulancia, su progenitor decidió llevarla en su coche al hospital. La niña nació en el vehículo. El hospital más cercano era el Carlos III, pero finalmente fue trasladada a La Paz. Los sanitarios no han tenido un día fácil: muchos de ellos han tenido que doblar turnos, ya que no podían llegar sus compañeros e incluso se han sustituido cinco uvis móviles por vehículos todoterreno debido a la dificultada para moverle por las calles.

Y una vez más la solidaridad ha dado calorcito en los momentos críticos, ya que se ha coordinado un grupo en Telegram con personas de toda la Comunidad de Madrid que tienen vehículos 4X4 para trasladar a pacientes a los hospitales en el caso de que tengan que ir por alguna urgencia.

Los conductores de la EMT también sufrieron las consecuencias del temporal mientras recorrían sus líneas. El concejal socialista Ignacio Benito publicó en su cuenta de Twitter que «a las 04:20 horas me he despedido de los conductores de @EMTmadrid que siguen atrapados en Santa Eugenia tras 10 horas esperando ser rescatados. Siguen sin saber cuándo les tocará».

Frente a estos grandes ejemplos, la inconsciencia de muchos ciudadanos. Sí, se sabe que la nieve es bonita y, tanto para niños como para mayores, ante una nevada de unas dimensiones que no se recuerdan desde hace medio siglo lo vivieron como un parque de atracciones. Pero nunca faltan los gamberros para la que ni Amparo Baró tendría suficientes collejas para que se les active el riego sanguíneo. Al caer la tarde, en la Plaza del Callao se montó una guerra para ver quien tiraba una bola de nieve más fuerte y más lejos entre carcajadas y un ambiente de jarana en el que, de más está decirlo, la distancia de seguridad les traía al pairo. Estos también suman, pero solo peligro. La policía ya estaba teniendo una jornada bastante complicada como para que unos niñatos les montaran una alteración del orden público en las circunstancias temporales más adversas.

No faltaron los que por la mañana aplaudían con las orejas ante el paisaje de la ciudad sin coches. Creían que les había llegado un regalo de Reyes imprevisto: una pista de esquí en la capital. Así, algunos creyeron que la Plaza de Castilla era una pendiente y se deslizaban por ella con sus trajes y esquís sin faltar el selfie oportuno para colgar en las redes sociales y lograr un puñado de «me gusta» que les reconfortara el ego. Luego, inmersos en su realidad paralela, se bajaban a la estación de metro más cercana a su descenso para, como si fuese un telesilla, les subiera de nuevo a la cumbre de su tontería.

Tambien se pudo ver a los niños con sus trineos bajo la mirada arrobada de sus padres; ni los que sacaban las bicicletas y los patinetes a pasear impulsados por su cuerpo serrano. A muchos se les quitó las ganas muy pronto y terminaron agachando la cabeza y se bajaron ante la falta de fuerzas para impulsarlos.

¿Cuántas veces se les dijo ayer a los madrileños que había que tener cuidado con la caída de árboles y ramas por el peso de la nieve o pequeñísimos aludes proveniente de los balcones? Miles. ¿Les importó? No, hasta que algunos se llevaron un susto al oír cómo se vencía uno de ellos 30 segundos después de pasar junto a él. Pasaba el día y las baterías de los móviles demostraron si están en perfecta forma porque todos querían tener un testimonio de este inédito 9 de enero en los lugares más señeros de Madrid, en sus barrios, desde sus ventanas... Una duda que ronda por la cabeza: ¿Estamos seguro de que hemos cambiado de año? porque este por ahora parece el «2020 bis».