Historia

La iglesia de Madrid del siglo XII que guarda en su interior un horno de campanas y una necrópolis

El templo de Santo Domingo de Silos en Prádena del Rincón es un tesoro del siglo XII con 96 tumbas en su interior. El templo pudo ser levantado en el contexto de los procesos de repoblación cristianos

Prádena del Rincón
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La iglesia parroquial de Santo Domingo de Silos, en Prádena del Rincón, es uno de los tesoros artísticos, más desconocidos de la Comunidad de Madrid. Ahora, quizá un poco menos, tras ser declarada Bien de Interés Cultural. Un templo que pudo ser levantado en el siglo XII, en el contexto de los procesos de repoblación llevados a cabo por los cristianos, tras la reconquista del centro peninsular a finales del siglo XI. Presenta actualmente una planta de una sola nave rectangular y cabecera formada por un ábside semicircular sobre el que se alza una torre campanario, dos pórticos adosados a la nave y una pequeña sacristía.

A ello hay que añadir una necrópolis bajo el pórtico, y un horno de campanas en el exterior del templo. Estos son, más allá de su indudable valor artístico en sí misma, sus principales «adornos». Algo que la hace única. Con todo, en lo que respecta al templo, los trabajos arqueológicos efectuados en la cabecera de la iglesia han permitido conocer la existencia de restos de un ábside que parece corresponder a una primitiva iglesia. A esta primera construcción pertenecen también los muros norte y sur de la nave actual, dos jambas de ladrillo y también un dintel de madera que comunicaba la nave con la necrópolis. La datación del ladrillo por termoluminiscencia ha permitido establecer, como decíamos, una fecha entre finales del siglo XII. Unas fechas convulsas marcadas por la lucha contra el islam en la Península.

Este raro ejemplo de necropolis se encontró bajo el atrio de estilo mudéjar del templo, el orientado hacia el norte. Data de la fundación de la iglesia (XII), con 96 tumbas excavadas en la roca, de aspecto antropomorfo y que miran hacia el este, hacia el sol naciente, como símbolo de resurrección. A partir del siglo XVII dejó de utilizarse como cementerio y se convirtió en granero, para más tarde pasar a ser la sala social de Prádena del Rincón.

Muchos de estos nichos son de pequeño tamaño, lo que sugiere que eran tumbas de niños, dada la alta mortalidad infantil de la época y la costumbre de enterrar a los infantes, muchos de ellos muertos al nacer, en los aledaños de la iglesia, junto con las mujeres que fallecían siendo doncellas.

El subsuelo de la Iglesia de Santo Domingo de Silos esconde también otro secreto. Al excavar el suelo para instalar el sistema de calefacción se ha encontrado un horno en el que se fundía el bronce para hacer las campanas y seis moldes. En la época medieval, los maestros campaneros se desplazaban a los lugares en los que se construían las iglesias e instalaban allí sus talleres. Una vez fabricadas las campanas, destruían los hornos y los moldes y los enterraban para así preservar en secreto su fórmula de trabajo.