
Cultura
Arte contemporáneo: el olvido institucional
Tras el brillo de las exposiciones que veremos esta semana, el arte contemporáneo español sigue sin recibir el respaldo institucional que merece

España se ha posicionado en la vanguardia artística gracias a eventos como ARCO y todas las ferias satélites que ocurren esta semana, también gracias al talento de sus artistas y del tejido cultural que hace que el mundo del arte funcione. Sin embargo, el sector carece del apoyo que sí reciben otras disciplinas culturales. La elevada carga fiscal, con un IVA del 21% en la compra de obras a galerías, desincentiva el mercado. En contraste, países como Francia aplican un 5,5 %, Alemania un 7 % e Italia un 10 %, por poner algunos ejemplos cercanos, facilitando la adquisición y el mecenazgo del arte.
A los artistas les llegan mensajes contradictorios, porque por una parte se incide en la importancia de tener un marchante, y por otra, estos no son competitivos con nuestros vecinos europeos.
Ya son muchos los años advirtiendo sobre la necesidad de reformar la fiscalidad del sector. Un modelo más justo y que reconociera a las personas que trabajan en el arte: curadores, agentes culturales, artistas, galerías, y un largo etc. de profesionales que son parte de tejido cultural del país y que después vagan de un epígrafe a otro del IAE.
Hacer cambios revitalizaría el mercado y reforzaría la identidad cultural de España. No tenemos que olvidar que el arte es cultura. También evitaría la permanente fuga de talentos en nuestro sector.
Desde aquí escribo a nuestro gobierno, al de España para advertir de la urgencia de diseñar estrategias que no discriminen al arte contemporáneo español. Incentivos fiscales, redes de colaboración y una mayor difusión son esenciales para su consolidación, además de una urgente reducción del IVA.
Necesitamos competir en igualdad de condiciones con nuestros vecinos europeos. El arte contemporáneo está retratando los tiempos que corren, los tiempos en los que vivimos, y la realidad es que, si las cosas siguen así, el arte lamentablemente se seguirá yendo a otros países o pasará a ser un bien de lujo. Y el arte es otra cosa: es cultura.
Nosotros no hacemos grandes campañas de promoción, ni premios retrasmitidos por televisiones públicas. No creo que mayoritariamente seamos profesionales ruidosos, ni que podamos llamar la atención de formas que impacten en la sociedad. Por eso utilizo esta ventana para hacer visible nuestra problemática.
El futuro del arte contemporáneo en España depende de que, desde nuestros responsables políticos, exista el interés y la capacidad de generar un modelo cultural que reconozca al arte como pilar fundamental del patrimonio nacional.
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