Nuevo curso
Así es la primera vuelta al cole: «Las lágrimas no son negativas, se acogen»
El centro Dionisio Ridruejo es pionero en incorporar un primer ciclo para niños menores de tres años
«Llevamos varios días organizando la entrada de los niños y controlando las posibles ausencias. También estamos ya enfocados en las evaluaciones iniciales, para comprobar los conocimientos que hay que reforzar más», contaba esta mañana a LA RAZÓN Clementina Orduña, Directora del centro bilingüe Dionisio Ridruejo. Los colegios de Madrid celebraban hoy la vuelta al cole, con gestos de rencuentro entre los ya veteranos y algún llanto que otro en los que viven este proceso como una primera vez. Pero la directora no ve especiales incidencias en estos inicios de curso: «Igual en las edades más tempranas sí es necesario un periodo de adaptación, pero no hay ningún drama. Los primeros días suele haber bastantes ganas».
Dedicaron el mes de julio a reforzar los pilares de este curso académico, así como en las aulas de preescolar, de menos de 3 años, en las que son pioneros. Un trabajo sobre el primer ciclo que se ha ejecutado en constante comunicación con la coordinadora.
Por su parte, María Fau, Coordinadora de primer ciclo de educación infantil. «Llevamos desarrollando un periodo reflexivo para sentar bien las bases del aprendizaje. Nos hemos preguntado por cómo un niño, desde que es bebé, forma los vínculos de apego, adquiere nociones como la permanencia del objeto, estimulando su adaptación para que luego pueda continuar en el segundo ciclo.
La coordinadora ofrece su visión profesional sobre esas inevitables lágrimas que derrochan los niños al desprenderse de sus padres. «El llanto no deja de ser una expresión emocional y muchas veces las interpretamos como negativas, pero no lo son. Las lágrimas evidencian que tienen un vínculo con sus progenitores, por lo que son bienvenidas y acogidas con paciencia, ayudando a que el niño gestione su proceso de forma natural».
También aclara que esas lágrimas «tardan segundos en transformarse en risas», después de que se despiden de sus padres, entienden que sus padres van a volver y empiezan a explorar el aula con curiosidad. Desde este colegio consideran muy importante que los padres puedan acompañar a sus hijos de menos de tres años a las aulas, con el fin de facilitar el proceso e incluso que pueda vincular este espacio con el hogar. Así, se utilizan los llamados “objetos de transición”.
Desde su visión profesional, María también entiende el estrés de los primeros días como un «impulso de activación». «También estamos trabajando mucho por lograr una coherencia entre etapas y que los más pequeños no sufran en los cambios de ciclo. Buscamos que el aprendizaje sea algo realmente progresivo, desde lo más manipulativo a lo más abstracto».
Jefatura de estudios y Dirección también se reunieron los últimos días de agosto para ultimar preparativos y adaptar las normas del pasado curso. Además. estudian la plantilla y organizan las tutorías.
La directora asegura que a los alumnos los que más les cuesta es volver a adaptarse a los horarios y madrugones, después de dos meses sin hacerlo. «Pero es solo cuestión de rutina», aclara.
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