Gastronomía

Un chapuzón y a comer en el Hard Rock, ¿quién da más?

Piscina y una buena propuesta junto al agua es una combinación diez

Chef del Hard Rock Hotel
Chef del Hard Rock Hotel Gonzalo PérezLa Razón

En breve las temperaturas empezarán a subir y nosotros ya planeamos qué hacer durante esos días en los que el calor aprieta. Porque sí, es posible disfrutar de una buena mesa y, de paso, pasar una tarde entre la tumbona y la piscina con un cóctel y un picoteo entre manos. Lean, lean. Hard Rock Hotel Madrid (hotel.hardrock.com) ha inaugurado dos de sus espacios en los que comerse el verano: la piscina y un súper agradable «rooftop» con vistas 360 grados. Eso sí, quien desee darse unos cuantos chapuzones debe hacerse con su «day pass» para acceder a la «pool área» sin la necesidad de estar alojado. Situado en el número 17 de la Ronda de Atocha, el espacio cuenta con la piscina en el «Roxy Garden» y está abierta a diario de once de la mañana a siete de la tarde. El precio por persona es de 80 euros, con la posibilidad de usar las tumbonas, y de 150 para un máximo de tres en las camas balinesas. Los fines de semana, sin embargo, sube a 100 y 180. Pero vayamos al buen comer, que es lo que también nos interesa. Dicho esto, la idea es compartir un aperitivo siempre liderado por unas adictivas croquetas «mac&cheese» con mayonesa de jalapeño en escabeche y continuar con el brioche castizo con rabas de calamar con aliooli negro y lima y rúcula. Sabemos que la piscina da hambre, así que no hay mejor opción que continuar con la Carolina del Norte Burger, con 170 gramos de carne madurada, queso cheddar, bacon, cebolla y salsa barbacoa. Durante la sobremesa, y ya entrada la tarde en la tumbona, ¿qué prefiere, un refrescante «spritz» o una sangría granizada?

Asimismo, también podemos tener acceso todos al «beach club» (65 euros) del Hotel Emperador (C/ Gran Vía 53), otra dirección a tener en mente en cuanto el asfalto empiece a arder, ya que, además de en la piscina, podemos pasar el día en el solárium entre amigos, en la zona «chill out» y en las camas balinesas. Además, esta temporada el espacio gastronómico estrena carta y las sugerencias son apetecibles. Para picar, las patatas a la brava, los nachos chingones y las delicias de pollo se llevan la palma. Entre las pizzas, hemos compartido la «prosciutto» para dejar hueco a las costillas de cerdo a la barbacoa. Eso sí, en nuestra próxima visita caerá la hamburguesa Emperador, con tomate, cebolla caramelizada y queso brie con mayonesa ahumada, un bocado «gocho» donde los haya para calmar el apetito a cualquier hora, ya que el espacio está abierto en horario ininterrumpido, lo mismo que la coctelería. De ahí que La Terraza se haya convertido ya en el destino idóneo para saborear la puesta de sol con un «Violeta» cerca. Se trata de un trago inspirado en el caramelo típico madrileño, ya que el barman se ha inspirado en el Madrid castizo en la elaboración de sus mezclas, aunque también merece la pena probar el «Emperatriz», en homenaje al hotel y a una de sus emblemáticas suites.

Hamacas y camas balinesas

En pleno corazón del barrio de Las Letras de Madrid, en un magnífico edificio de 1852 rehabilitado, se encuentra el CoolRooms Palacio de Atocha (coolrooms.com), que acaba de hacerse con su primera Llave Michelin. Al entrar, llama la atención un imponente corredor de siete metros de altura, antiguo paso de carruajes, que conecta con un moderno y bucólico patio de corrala con abundante vegetación y una fuente que refresca el ambiente. Sin embargo, nosotros ocupamos una de las mesas de la refrescante terraza, que rodean la piscina. ¿Lo mejor? El Cool Pool & Brunch. Tenemos la posibilidad de bañarnos en la piscina en horario de doce del mediodía hasta las siete de la tarde y degustar los manjares que componen el «brunch» para armonizar con champagne (210 euros es el precio para dos personas). Entre semana, lo suyo es optar por el «lunch» menú ejecutivo, formado por un entrante, un plato principal, un postre y una bebida. Y, encima, entre chapuzón y chapuzón podemos refrescarnos con un cóctel o pedir una botella de burbujas (250 euros, dos personas). El artífice de las recetas es Eduardo Gutiérrez y la suya es una cocina fresca, versátil, original y sorprendente. La carta anuncia recetas tradicionales a las que otorga una chispeante vuelta de tuerca al incluir ingredientes peruanos, mexicanos y asiáticos, entre otros.

Seguimos, porque NYX Hotel Madrid (rooftopnyxmadrid@leonardo-hotels.com) es otra opción, esta vez en el mismísimo Paseo de la Castellana. Eso sí, sólo es posible instalarse en la piscina de lunes a jueves, en el caso de que no estén alojados, sin olvidarnos de que a la rooftop podemos subir a diario sabiendo que en ella se paran las horas. ¿Qué pedir? Para abrir boca, no fallan jamás las croquetas, el hummus, la ensaladilla y los fingers de pollo. Entre las ensaladas, nos quedamos con la de ventresca para compartir y acompañar al plato fuerte, ya sea al salmón a la parrilla o a la hamburguesa Black Angus. El barman Raúl Praena es el autor de los combinados y el cóctel llamado «Sex on the NYX», con vodka avainillado, con o sin guindillas, y cava es uno de los más demandados (Hamacas: 30 euros con una consumición; cama balinesa para dos, 150 con fruta laminada y cava Ars Collecta).