
Festividad
Cobo reclama “desarmar las palabras” y reclama cordialidad entre los políticos en la misa de La Almudena
El cardenal llama al diálogo y a la amabilidad, Ayuso pide atender a los vulnerables, Almeida apela a la unidad y la oposición centra su discurso en la vivienda y Gaza

La festividad de la Almudena, patrona de Madrid, volvió a juntar esta mañana a las principales autoridades de la región en torno a la fe y la tradición. El cardenal José Cobo, arzobispo de Madrid y vicepresidente de la Conferencia Episcopal apeló en su homilía a la “responsabilidad” de todos los actores sociales y políticos para “desarmar las palabras” y reconstruir la convivencia. No era una frase al azar: llegaba en un escenario de creciente polarización y de discursos que viven más en los platós y las redes que en el diálogo real.
“Vivimos la tragedia de la gran desvinculación”, dijo Cobo, reclamando amabilidad y cordialidad “en la Iglesia, en las comunidades, en la política y entre nuestros políticos”.
El prelado pidió también recuperar la alegría auténtica, lejos de la “ficción de felicidad” de las redes, un mensaje que sonó a advertencia moral en tiempos de política de escaparate.

En primera fila, la presidenta Isabel Díaz Ayuso quiso reivindicar la cara luminosa de Madrid. Pidió a la Virgen “prosperidad para todos, convivencia y atender a las personas más vulnerables y las que están solas”, y subrayó el valor de las raíces cristianas de la ciudad. “Celebramos lo que nos une: las tradiciones, la fe y sus raíces cristianas que nos han dado tanto a Madrid y a España”, afirmó.
Antes de entrar en la misa, Ayuso visitó la alfombra floral confeccionada por la Asociación de Alfombristas Do Corpus Christi de Ponteareas, un gesto de continuidad con años anteriores que, pese a su aparente sencillez, refuerza su imagen de cercanía popular en los actos de raigambre tradicional.
El alcalde José Luis Martínez-Almeida, encargado de renovar el histórico Voto de la Villa, dejó un mensaje en la misma línea, aunque más institucional. Pidió a la patrona que “guarde a las familias madrileñas” y “librara a la ciudad de disputas estériles”. “Que jamás olvidemos nuestra más grave obligación: atender las necesidades de los más débiles”, proclamó ante los fieles.

El regidor, que también rogó por el rey Felipe VI como “símbolo de unidad”, defendió la “variedad y unidad” de Madrid y recordó “el valor de la verdad”, una referencia que puede leerse como una apelación al rigor frente a la crispación política, pero también como guiño a su propio discurso frente a la oposición.
La festividad dejó espacio para los mensajes del resto de líderes municipales, que aprovecharon el acto para proyectar su visión alternativa de Madrid.
La portavoz socialista Reyes Maroto puso el foco en la vivienda, “la gran preocupación de los madrileños”, y pidió “políticas realistas” tanto al Ayuntamiento como a la Comunidad. “Nadie debería tener que irse de esta maravillosa ciudad porque no pueda desarrollar su proyecto de vida”, declaró, recordando también a quienes “no tienen techo ni hogar”.
Maroto conectó su mensaje social con la actualidad internacional, pidiendo no olvidar a la población de Gaza y a “los niños y niñas que han muerto en esa guerra tan cruel”. Un gesto que buscaba ensanchar el marco de la solidaridad más allá de lo local.
El portavoz en funciones de Más Madrid, Eduardo Rubiño, también se refirió a la vivienda, aunque desde un tono más crítico y simbólicamente provocador: “Deseo que los madrileños no tengan que encomendarse a ninguna virgen para poder pagar una vivienda”, ironizó, denunciando que la capital “es pasto de la especulación inmobiliaria”.
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