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Música

Duki cierra su triple “sold out” en Madrid y consagra el trap argentino ante 40.000 fans

El artista bonaerense despide esta noche su gira española en el Movistar Arena, tras tres conciertos consecutivos con entradas agotadas

Duki actúa por segundo día consecutivo en el Movistar Arena Ricardo RubioEUROPAPRESS

El rugido de casi 40.000 gargantas acompañan esta semana a Duki en su conquista definitiva de Madrid. El rapero argentino, uno de los grandes nombres del trap latinoamericano, cierra esta noche su tercera y última cita en el Movistar Arena con todas las entradas agotadas, en lo que ha sido un triple «sold out» que confirma su estatus de fenómeno global.

El martes, durante su segundo concierto, los asistentes al recinto vivieron un espectáculo que combinó fuego, luces, baile y un público absolutamente entregado. Desde su irrupción con Leitmotiv y Nueva Era, Duki —nombre artístico de Mauro Ezequiel Lombardo Quiroga (Buenos Aires, 1996)— mantuvo el pulso de una noche que fue más celebración que concierto. «¿Cómo está mi gente bonita de Madrid?», saludó, entre gritos que coreaban «¡Duko, Duko, Duko!», antes de lanzarse a una batería de éxitos que recorrieron su carrera desde los inicios en las batallas de gallos hasta los temas que hoy llenan estadios.

Sobre el escenario, un despliegue técnico digno de una gira internacional: llamaradas, pantallas gigantes y una coreografía medida al milímetro acompañaron una voz que ha hecho del trap un lenguaje universal. Muchos asistentes lucían camisetas de la selección argentina, convertidos en parte del paisaje emocional de una cita que mezcló identidad, música y celebración compartida.

«Me fui pa’ España, rompí la península», gritó el público en Nueva Era, mientras Duki agradecía el fervor madrileño: «El maldito modo diablo no sería nada sin ustedes». Entre los temas más coreados estuvieron Buscarte Lejos, Imperio, Hardaway o Wake Up & Bake Up, con la aparición especial de la artista española Lía Khali para interpretar juntos Constelación. La complicidad sobre el escenario fue uno de los momentos más íntimos de un concierto marcado por la intensidad.

A mitad de show, el argentino rompió con la estructura habitual y dedicó un tramo a sus primeros grandes himnos, aquellos que lo lanzaron al estrellato en Latinoamérica: Rockstar, Si te sentís sola o She Don’t Give a Fo, que acumula más de 600 millones de reproducciones en Spotify, fueron coreados por un público en éxtasis. «Gracias a mis diablos y a mis diablas por hacer posible este show. Ya son siete años viniendo a España, y esto no existiría sin ustedes», afirmó, emocionado.

El momento álgido llegó con Goteo, quizá su tema más icónico, cuando el artista descendió del escenario para acercarse a la pista y cantar entre los fans. «6 a.m., vuelo para Madrid», resonó con fuerza, casi como un mantra compartido. Le siguió Malbec, que selló su conexión con el público madrileño: «Llegué a la ciudad y me reciben como si fuera el boss».

Para el final, Duki reservó una de las imágenes más emotivas de la noche. Durante Givenchy, invitó a un joven seguidor, Raúl, a subir al escenario. El adolescente no pudo contener las lágrimas mientras cantaba con su ídolo, que le firmó la camiseta antes de despedirse entre vítores.

Hello Cotto puso el broche a un concierto que fue, más que una actuación, una declaración de amor entre artista y público. Con esta tercera noche de ayer, Duki puso fin a la parte española de su Ameri World Tour, que ha pasado por Sevilla, Barcelona, Bilbao y Madrid antes de continuar hacia Latinoamérica y culminar en Buenos Aires. Todas las fechas han agotado entradas, y el artista ha anunciado que destinará parte de los ingresos de su gira a los afectados por la DANA en España, gesto que ha sido aplaudido por sus seguidores.

Madrid despide así a un artista que no solo llevó el trap argentino a lo más alto, sino que demostró que el género puede llenar estadios y emocionar a varias generaciones. En el Movistar Arena, entre humo, luces y beats, Duki se coronó como lo que ya es: una voz que une dos continentes a golpe de ritmo y verdad. Más allá de las cifras, el fenómeno Duki representa un cambio en la industria musical. Su éxito internacional demuestra que el trap, con raíces en la cultura callejera, ha alcanzado la madurez como movimiento global. En su música conviven la estética del hip-hop clásico, la crudeza del rap de barrio y la sensibilidad del pop contemporáneo. En Madrid, esa historia ha encontrado su capítulo más multitudinario.