Buenos Aires en Madrid
Gabriela Ricardes: «El argentino que está expatriado en Madrid se siente mucho más cerca que el que está expatriado en otro lado»
La ministra de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires ha presentado un programa cultural que trae este mes la actividad cultural de la capital argentina a Madrid
Gabriela Ricardes (Buenos Aires, 1967) se seca las lágrimas para salir en la foto. Unos minutos antes, la cantante argentina Sandra Mihanovich actúo en el Instituto Cervantes, tras una ceremonia en la que se depositaron en la Caja de las Letras los legados de Maria Elena Walsh y Sara Facio, dos figuras relevantes de la cultura argentina y global. Ricardes, la ministra de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires, está en la capital española para presentar el programa «Buenos Aires en Madrid», que comenzó el pasado 30 de septiembre y termina el 24 de octubre. La idea es «no dar por sentada la relación entre las dos capitales», sino «actualizarla», dice en una sala del Instituto Cervantes. Hoy son más de 60.000 argentinos en la región, y Ricardes habla del idioma y la cultura como unión. «Caminar por la Avenida de Mayo en Buenos Aires es de alguna manera encontrar a la Gran Vía madrileña en el sur del sur del hemisferio». Ahora ese sur, disfrazado de tango, teatro, cine, música, estará durante un mes en Madrid.
Los vi muy emocionados en el evento.
Muy emocionados. Es un momento muy emotivo. Uno lo imaginaba así, pero vivirlo es todavía más fuerte, porque no lo vivís solo como persona, sino también como responsable de una comunidad de porteños y de argentinos que están honrando el legado de estas dos grandes artistas aquí, en el Cervantes. Fue muy intenso.
¿Suele venir mucho a Madrid?
En los últimos años vine más de lo habitual. Tiene que ver con actualizar esta relación existente entre Buenos Aires y Madrid. Tenemos muchos artistas, gestores y hacedores a cada orilla del Atlántico, y para una ciudad como Buenos Aires, que es una capital cultural global como también lo es Madrid, es importante que esos lazos no se den por sentados, sino que se refuercen y se actualicen. Para Buenos Aires, Madrid es la puerta de entrada de muchísimo turismo, no solo español, sino también europeo. Sabemos que nuestra capital es elegida por la fuerza de su gente, su cultura, su hospitalidad. Y es importante cuidar esa relación.
¿Qué es lo que más le gusta de Madrid?
Algo que uno da por natural, pero no lo es: el idioma. Llegar y poder hablar a más de 11.000 km de distancia la misma lengua facilita muchísimo. Compartimos vocabulario, pero también un sistema de pensamiento. Eso tiene un valor enorme. Además, en mis visitas recientes me impactó el poder de transformación de Madrid, tanto urbanístico como arquitectónico. Es una ciudad donde conviven el patrimonio con nuevos desarrollos: una capital vibrante y cosmopolita. Además de la comida.
La presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, dijo que «un argentino no es un inmigrante en Madrid». ¿Coincide?
Sí, siento que Madrid tiene los brazos abiertos a los argentinos. Hay una fuerte compatibilidad y una enorme complementariedad entre nuestras maneras de ver y de hacer. Creo que ningún argentino que está hoy en Madrid se siente extranjero. Puede extrañar su familia, su tierra o algunas costumbres, pero creo que el argentino que está expatriado en Madrid se siente mucho más cerca que el que está expatriado en otro lado.
Hay más de 60.000 argentinos en Madrid. ¿Cómo se vive desde allí esa salida de tantos compatriotas?
Nosotros trabajamos para que ningún argentino tenga que migrar, para que todos puedan encontrar en Buenos Aires una ciudad donde quedarse, vivir, volver y desarrollarse. Por supuesto Buenos Aires no es una ciudad aislada de un contexto de país y de una economía con sus dificultades, que a veces hace que la gente deba tomar otras decisiones. Desde la ciudad trabajamos para que aquel que está aquí sienta que Buenos Aires sigue siendo su ciudad y que sigue estando cerca, incluso a un océano de distancia.
¿Qué se busca con este programa cultural?
Poner luz sobre algo que ya existe. Tenemos un plan con el Ayuntamiento y con la Comunidad de Madrid y trabajamos de manera fluida. El objetivo es actualizar la relación, ver dónde está y ver dónde tenemos que colaborar y abrir nuevos caminos como motores de desarrollo humano y económico. Creemos que las industrias culturales generan empleo de calidad. En un momento en que las profesiones, los oficios están en crisis y lo estamos repensando es fundamental pensar en espacios de trabajo humano donde la persona no sea intercambiable por otro tipo de tecnologías. Eso es clave para las nuevas generaciones.
¿Qué fuerza tiene la cultura para estrechar vínculos?
La cultura es el medio natural para que los vínculos se desarrollen. Es aquello que te permite entender y conocer sin darte cuenta. Cuando uno ve –como nos pasó hoy– a Sandra Mihanovich cantar a María Elena Walsh, una foto de Sara Facio o cualquieras de las obras de la programación como «Ricardo III» o «Sansón de las Islas», va a sentir que sale más sabio. Que hay algo que no entiende cómo se le revela y te ayuda a comprender al otro, a los otros y a los grandes temas de la vida. Eso no solo se hace en la escuela sino por otros medios y la cultura es uno de ellos. La cultura te ayuda a sacar muchos prejuicios, a conocer la diversidad. Y desde ahí puede aprender a querer. Es muy difícil querer lo que uno no conoce. Es mucho más fácil odiar lo que uno desconoce. Lo que hacemos con la cultura es acercar conocimiento desde otro lugar: no solo desde el cerebro sino desde el corazón y las tripas.
¿Por qué se eligió homenajear a figuras como María Elena Walsh y Sara Facio?
Fue un acuerdo con el Instituto Cervantes y la Fundación Walsh-Facio. Son grandes referentes y creadoras. María Elena con sus canciones, poesía y textos; Sara con su mirada sobre la actualidad y su ojo estético único. Ambas fueron generadoras de pensamiento que muestran de una manera muy cabal lo que pasa nosotros ha significado Buenos Aires: una capital cultural global, un faro de la diversidad, nutrida de corrientes migratorias que han construido nuestra ciudad. Además, tienen una fuerte relación con el idioma español. En la Caja de las Letras vimos que faltaban y quisimos que estuvieran presentes como parte del legado argentino en la cultura hispanoamericana.
¿Cómo se eligió el programa general de actividades?
Buscamos abarcar diversas disciplinas. Letras, fotografía, artes visuales, música y, por supuesto, teatro. Buenos Aires es una de las tres capitales teatrales más importantes del mundo. Trajimos producciones del Complejo Teatral de Buenos Aires, como «Ricardo III» o «Medida por medida», porque las artes escénicas son distintivas de nuestra ciudad. También incluimos artistas jóvenes como Tadeo Muleiro en artes visuales, campeones mundiales de tango, actividades familiares y gastronomía. Queríamos reflejar lo que hoy pasa en Buenos Aires y abrir puertas para exportar producción cultural.
¿Y cómo está hoy la actividad cultural de Buenos Aires?
Es una ciudad autónoma desde hace 30 años, con un espacio político estable en los últimos 17. En cultura tenemos líneas de subsidios, ley de mecenazgo, fomento al sector independiente. Hoy los artistas cuentan con instituciones públicas que apoyan su desarrollo y los ciudadanos acceden a una oferta cultural de calidad a precios accesibles, incluso en un contexto de crisis económica. La cultura forma parte de la rutina porteña. Por eso hemos modernizado las bibliotecas públicas, lanzamos la primera biblioteca digital gratuita “Jorge Luis Borges” y renovamos museos. También estamos ampliando el Centro Cultural San Martín.
¿Qué imagen cree que tienen los madrileños de la cultura argentina?
(Piensa un rato) Creo que la valoran. Creo que hay un asombro de lo que sucede en Argentina y en Buenos Aires en particular. La ciudad tiene instituciones culturales de peso: el Teatro Colón, el Complejo Teatral de Buenos Aires, ocho grandes centros culturales, 12 museos, 33 bibliotecas. Además, contamos con una ley de mecenazgo que fomenta la participación privada y con una industria audiovisual muy fuerte. Todo eso consolida una imagen de Buenos Aires como capital cultural.
En un contexto económico difícil, ¿por qué invertir en cultura en el exterior?
Nuestro jefe de Gobierno, Jorge Macri –de Propuesta Republicana (PRO)–, es claro: la cultura no es un gasto, es una inversión. Genera empleo, turismo, desarrollo económico sostenible. En una ciudad justamente que pertenece a un país con una economía volátil, que es un momento puede ser cara y en otro barata para los extranjeros, nosotros no podemos solamente depender de eso para cautivar a todos los turistas que vienen. La experiencia Buenos Aires tiene que ver algo que no es solamente el tipo de cambio, tiene que ver con el valor de la cultura, de su gente, de su gastronomía, de su hospitalidad, de sus bares, de sus librerías. Nosotros somos el talento de nuestra gente y eso es el que vamos a invertir.
Si un madrileño solo piensa en tango al hablar de Buenos Aires, ¿qué más debería descubrir?
Por supuesto el tango en todas sus vertientes –tango instrumental, tango canción, tango milonga, tango escenario–, pero todo lo que tiene que ver con nuestra ciudad: nuestro casco histórico, los bares notables, la escena teatral y las librerías, ya que seguimos siendo la ciudad con mayor número de librerías por habitante. También la gastronomía argentina, el trabajo con los bodegones porteños, que fusiona la tradición de las carnes y del campo argentino con la cocina española, italiana y árabe. Y el mosaico cultural de identidades en plena armonía que tiene la ciudad, y eso es muy importante en un mundo como el de hoy.
Muchos madrileños descubrieron Argentina a través de la música urbana. ¿Qué importancia tienen esos jóvenes artistas?
Muchísima. Es una catapulta no solo para la música sino también para la poesía. Forma parte de una nueva cultura literaria urbana que apoyamos desde el Ministerio. La industria discográfica los adoptó rápidamente y tienen gran presencia en Madrid. Duki, Bizarrap, Trueno, Emilia Mernes, Nathy Peluso, Nicki Nicole… son referentes globales. Lo que empezó en plazas como el Parque Rivadavia con el Quinto Escalón se convirtió en un sistema de representación de la cultura urbana. Desde la ciudad tenemos programas específicos para acompañar esa escena.
¿Se quedará más tiempo en Madrid?
Sí, me quedaré para acompañar el inicio de todas las líneas de acción. Este programa es muy importante: abre posibilidades de intercambio y proyección para la cultura argentina y la producción artística porteña hacia Europa.