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Ignacio Pérez: De Madrid al MIT para iluminar África (y mucho más)
El profesor de la Universidad Pontificia Comillas ha desarrollado un software para llevar la red eléctrica a países en vías de desarrollo
Hablar con Ignacio Pérez Arriaga es hablar con una de esas personas que, de forma silenciosa, cambian el mundo. Lejos de grandilocuencias, este profesor de la Universidad Ponticia Comillas recibe a este periódico en este centro educativo. En la solapa de su chaqueta, un pin de colores habla de los Objetivos de Desarrollo Sostenible. Y, aunque estas metas de Naciones Unidas son algo relativamente nuevo, Pérez lleva más de 40 años trabajando por facilitar el acceso universal a la energía limpia y segura, sobre todo, en aquellos países que se encuentran en vías de desarrollo, sumidos en una brecha que, con el desarrollo tecnológico del último siglo, se hace cada vez más profunda.
Pérez, profesor en el Massachusetts Institute of Technology (MIT), es el creador de su análogo en España, el Instituto de Investigación Tecnológica de Comillas. «Hemos creado un grupo de trabajo entre ambas instituciones, el Universal Energy Access Laboratory, en el que nos ocupamos de llevar electricidad a zonas del mundo en la que no la hay», explica. Así, han desarrollado «un modelo de cálculo capaz de realizar automáticamente la planificación eléctrica en países donde no la hay». Se trata, dicho de otra manera, de un software (el Reference Electrification Model) que analiza las zonas y la manera más efectiva, a partir de sus características, de desplegar la red eléctrica, lo cual lo hace especialmente útil en regiones remotas y montañosas de Uganda, Perú, Nigeria, Camboya, Indonesia, India... De esta manera, y basando su actividad en este software, se creó WAYA Energy, con sede tanto en Boston como en Madrid para desarrollar estos proyectos.
«Por otro lado, hemos creado la Global Commission to End the Energy Poverty, donde estaban 25 personas, tal vez de las más influyentes del mundo de la energía a nivel global», explica. «Hicimos un grupo de investigación con el objetivo de asesorar a estas personas para que pusieran en marcha en sus empresas e instituciones estos proyectos de acceso a la energía». De ahí salió, además, la idea de «crear una escuela de regulación eléctrica para África». Algo que, tal como subraya Pérez, resulta fundamental para el desarrollo de las sociedades. «En el mundo hay del orden de cuatro millones de muertes anuales relacionadas con el cocinado sin condiciones de seguridad, como la inhalación de humo», asegura. Y esto no es más que la punta del iceberg.
«Lo que ahora mismo estamos viendo es que hay voluntad de acceder a estos planes, pero poca realización. El plan se archiva, o sirve como pequeñas indicaciones para realizar más adelante», lamenta. Y es que, en un país de tamaño medio, que en habitantes es similar a España, como es Uganda, lo que hace falta solo en inversión –no en operación ni en mantenimiento– son unos 6 millones de euros. «Los países no tienen este dinero», apunta, así como «tampoco tienen muy claro cómo atraer a las empresas extranjeras o fomentar las propias para que hagan esta inversión». «El problema grandísimo ahora es, además, que está aumentando mucho mas rápido la demografía que la electrificación», asevera Pérez.
Por ello, ahora mismo están trabajando para que «a través del apoyo, el asesoramiento y la formación de personal local que entienda esta problemática intentamos fomentar conseguir la consecución del ODS número 7, que es el acceso a la energía asequible y sostenible». Está convencido, subraya, de que «se trata de un aspecto concreto, pero que va a tener un impacto directo en la sociedad. Es un factor facilitador de todos los demás ODS». «Da gusto ver cómo cuando la electricidad llega, el resto de factores despegan», asegura. Pero, ¿es este un problema que ha de ser tratado globalmente? «Hasta hace poco esto no se ha tratado así, pero ahora sí. Hace poco hubo una reunión convocada por Macron en París, y otra en Nairobi en septiembre. Luego vendrá la COP28. En todas se ha dicho que el sistema financiero actual se ha quedado obsoleto. La forma de financiar a los países, de atacar los problemas de la deuda, de las crisis asociadas como el Covid… Nos hace ver que no se puede pedir a los países en desarrollo, que tienen un problema tremendo de deuda, que hagan nada por el cambio climático. No pueden dedicar sus recursos a eso, por lo que hace falta reformar a este alto nivel los mecanismos de financiación para no seguir hundiendo a estos países».
Sin acceso a la energía por distintos motivos
«Los problemas energéticos que hay en Europa los conozco bien», dice Ignacio Pérez, quien ha sido uno de los miembros fundadores de los organismos de regulación de España y asesor de la Unión Europea en este ámbito. «En Europa hay unos 50 millones de personas que no tienen acceso a la energía», afirma, aunque los problemas son «totalmente distintos». «Aquí los problemas que impiden el acceso a la misma tienen que ver con el precio y si la gente puede o no pagarlo. Lo que pasa en los países en vías de desarrollo es que hay millones de personas que no tienen acceso ni a un enchufe, y otras que lo tienen de cualquier manera, con todo lo que eso significa para el bienestar y el desarrollo de las sociedades».
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