Blanco, azul y rojo. Estos han sido los colores, correspondientes a cada una de las modalidades, que tiñeron espacios tan emblemáticos de la capital como el Palacio Real, el Museo del Prado, la Puerta del Sol y, por supuesto, el paseo de Recoletos, donde se encontraba la meta. La maratón de Madrid, la Zurich Rock ‘n’ Roll Running Series, cumplió ayer 47 años. Y lo hizo con récord: 45.000 participantes, pertenecientes a 118 países. Francia, Reino Unido, Italia, Alemania y Estados Unidos estuvieron en la cabeza de participantes extranjeros inscritos. Por modalidades, 13.000 corredores se atrevieron con la maratón, 23.000 con la medio maratón y un total de 9.000 probaron suerte en la modalidad de 10 kilómetros.

Antes de la salida, se desplegó una pancarta en apoyo al Plan contra las Drogas de la Comunidad de Madrid con el lema «Las drogas destrozan tu vida». La victoria fue etíope, con el triunfo en hombres de Derara Hurisa (2:09:08) y en mujeres de Maritu Ketema (2:25:52). En lo que se refiere a los españoles, Yago Rojo, olímpico en París 2024, logró subir al podio con un tercer puesto (2:09:35), mientras que la catalana Marta Galimany ha alcanzado el mejor tiempo de la historia de una atleta española (2:35:27). «Estoy muy contenta de haber vuelto y del animo de la gente porque me he encontrado bien. El año pasado corrí suave, diez kilómetros, porque estaba embarazada, y este año tenía que ser el regreso en Madrid», dijo al llegar a meta Galimany. La titular del Área Delegada de Deporte, Sonia Cea, fue la encargada de dar la salida y participó asimismo en la entrega de premios.

Por la seguridad del evento velaron un total de 700 agentes de la Policía Municipal y 175 sanitarios de Samur-Protección Civil. En relación a estos últimos, su presencia estuvo justificada por la muerte de un corredor de 38 años, el pasado 6 de abril, por una parada cardiorrespiratoria en la Media Maratón de Madrid, en la que también resultó grave un joven de 21 años por idéntico motivo. Afortunadamente, y pese a la dureza de las pruebas, no hubo que lamentar incidentes reseñables.