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Gastronomia

Mercado Madriles: el punto de encuentro castizo y moderno

Combina propuestas tradicionales e internacionales, desde el café de la mañana hasta el cóctel de la noche

Reportaje a Mercado Madriles. David Jar David JarPHOTOGRAPHERS

En el número 12 de la Avenida Reina Victoria, entre el bullicio del tráfico y el ir y venir de vecinos, estudiantes y oficinistas, ha abierto sus puertas el Mercado Madriles Reina Victoria. El proyecto se presenta como un híbrido entre mercado gastronómico y espacio de restauración contemporáneo, con un objetivo claro: convertirse en punto de encuentro en la confluencia de tres barrios madrileños con identidad propia (Chamberí, Tetuán y Cuatro Caminos), y al mismo tiempo atraer a quienes cruzan la ciudad en busca de experiencias gastronómicas distintas.

La propuesta se articula como un mosaico de puestos especializados que aportan variedad al espacio: desde la cocina mexicana de Taco Santo hasta las recetas saludables de Healthy Canalla, pasando por la reinterpretación castiza de Tapeo Madriles, la ventana asiática de Kung Food o la repostería artesana del célebre obrador PAN.DELIRIO., reconocido por su premiado Roscón de Reyes. A esto se suman dos barras (Gingko Bar y Gingko Cocktail) que completan el recorrido desde el café matinal hasta la última copa de la noche.

Cuentan desde la organización a LA RAZÓN que la elección de Reina Victoria no es casual. Para Francisco García, director general del proyecto, el emplazamiento es «estratégico, muy bien conectado y con un gran pulso urbano». La ubicación permite tender puentes entre barrios diversos: el perfil estudiantil y universitario que gravita hacia Moncloa, el ritmo comercial de Cuatro Caminos y el carácter residencial de Chamberí y Tetuán. Esa mezcla es, de hecho, uno de los valores que más destacan sus impulsores: atraer tanto al vecino que baja a desayunar como al viajero que quiere conocer un Madrid más auténtico.

Finde de los Santos Tacos

El modelo de Mercado Madriles se inspira en referentes internacionales como Mercado Roma en Ciudad de México, Mercato Mayfair en Londres o el madrileño San Ildefonso. Pero aquí la apuesta no es tanto copiar formatos como reinterpretarlos: mantener la calidez y diseño de un restaurante, pero con la diversidad y espontaneidad de un mercado gastronómico. Ese mestizaje se traslada también a la oferta culinaria. En Taco Santo se rinde homenaje a México con tacos al pastor, cochinita pibil o quesadillas tradicionales. No es un capricho pasajero: coincidiendo con el Día de Todos los Santos, el puesto organiza recientemente el «Finde de los Santos Tacos», un festival temático con platos emblemáticos y un cóctel diseñado para la ocasión (la Paloma Patrón, mezcla de tequila reposado, amontillado, cítricos y pomelo). El evento apuesta por reproducir, en clave madrileña, el ambiente festivo y colorido de la tradición mexicana.

Reportaje a Mercado Madriles. David JarDavid JarFotógrafos

Por otro lado, el viaje continúa en Kung Food, donde se ofrecen baos de pato o gyozas de inspiración oriental. El contraste está pensado: poder pasar de un taco mexicano a un bocado asiático sin cambiar de mesa. Para quienes buscan platos más equilibrados, Healthy Canalla propone recetas actuales como salmón en costra de hierbas o tartar de aguacate con pesto de almendras. La parte más castiza recae en Tapeo Madriles, con bravas, croquetas o ensaladilla, platos reconocibles que apelan a la memoria colectiva madrileña.

La repostería y panadería corren a cargo de PAN.DELIRIO., que aporta ese toque local y artesano que vincula el mercado con la tradición. Más allá del roscón, la oferta incluye panes y dulces para desayunos y meriendas, lo que refuerza la idea de que el espacio funciona a lo largo de todo el día.

Cócteles con acento madrileño

Uno de los elementos diferenciadores es la apuesta por la coctelería de autor. En Gingko Cocktail, cada combinado tiene historia y personalidad: creaciones con nombres tan castizos como La Verbena o Métele Chicha, junto a reinterpretaciones de clásicos internacionales. La idea es que cada cóctel cuente algo sobre Madrid, su vitalidad y su forma de vivir la noche. La oferta líquida se completa con Gingko Bar, pensado para cervezas artesanas y vinos seleccionados.

Más allá de la gastronomía, el proyecto refleja una tendencia que se expande en Madrid: la transformación de los mercados tradicionales en espacios híbridos que mezclan hostelería, ocio y cultura. Ejemplos como San Miguel o Barceló ya abrieron camino, pero Madriles apuesta por un formato más «de barrio», aunque con un diseño cuidado y vocación cosmopolita. Según sus responsables, no se trata solo de atraer al turista o al foodie, sino de crear un lugar al que los vecinos quieran volver en su día a día.

El reto, sin embargo, será consolidarse en un contexto urbano saturado de propuestas gastronómicas y en una ciudad donde la moda puede ser efímera. La clave estará en mantener el equilibrio entre innovación y rutina, en ofrecer experiencias singulares sin perder la cercanía. Como apunta Javier Pérez Jiménez, director general de VP Hoteles y Ginkgo Restaurantes, se trata de unir «las ventajas de un restaurante con las de un mercado», en un espacio «con clase, pero pensado para los vecinos del barrio». El discurso detrás de Mercado Madriles busca conectar con un Madrid joven, urbano y abierto al mundo, pero también orgulloso de sus raíces. Se trata de un reflejo de cómo la ciudad entiende hoy la gastronomía: no solo como alimentación, sino como sociabilidad, identidad y experiencia. En este sentido, Madriles funciona como metáfora de la capital: una mezcla constante de tradición y modernidad, de local y global, de castizo y cosmopolita.

Reportaje a Mercado Madriles. David JarDavid JarFotógrafos

La apertura de Mercado Madriles llega en un momento en que Madrid multiplica su oferta de ocio y gastronomía, compitiendo por convertirse en capital europea del buen comer. En ese tablero, el nuevo mercado quiere jugar su propia partida: la de un espacio versátil donde se crucen tacos y baos, cócteles castizos y roscones artesanos, vecinos de toda la vida y viajeros curiosos. Habrá que ver si la fórmula logra afianzarse en una ciudad en constante transformación.