El Madrid de
Natalia Valle: «La agricultura es una herramienta que cambia vidas»
Economista y filósofa que impulsa la revolución agroecológica digital y finalista de los Women Startup Awards
Natalia Valle habla con la serenidad de quien ha pensado mucho (y desde muchas disciplinas) en el mundo que quiere ayudar a construir. Economista y filósofa, cofundadora y CEO de Plant on Demand, es una de las finalistas de la IV edición de los Women Startup Awards, unos galardones que visibilizan a las mujeres que están transformando el ecosistema emprendedor. En su caso, al frente de una plataforma tecnológica que está revolucionando la manera en que los pequeños productores agroecológicos venden, cooperan y llegan a miles de consumidores.
«La economía te enseña a hablar el idioma de las empresas; la filosofía te enseña a cuestionar sus reglas», afirma Valle. Quizá por eso, porque sabe trabajar dentro del sistema pero también atreverse a imaginar otro, su proyecto es hoy una de las iniciativas más prometedoras del emprendimiento de impacto. A sus 30 años, esta madrileña dirige una infraestructura digital que ya permite a más de 450 productores ecológicos conectar con 75.000 consumidores. Y su ambición, dice, es ayudar a transformar los sistemas alimentarios desde la raíz.
Cuando habla de la influencia de su formación, lo hace con cierto humor: «Casi renegaba de la carrera cuando la estaba acabando. Pero entender un balance, unas proyecciones, cómo se toman decisiones económicas… Es imprescindible para emprender». La parte filosófica, en cambio, le dio algo distinto: perspectiva. Natalia Valle estudió Filosofía de las Ciencias Sociales, una rama que analiza cómo conceptos económicos y constructos sociales: «La filosofía me enseñó que las cosas no son fijas. Que podríamos medir la prosperidad de un país de otra manera, incorporando sostenibilidad, felicidad, vida en los pueblos, cultura… Si cambiamos lo que medimos, cambian las prioridades colectivas». Ese pensamiento crítico está hoy en el ADN de Plant on Demand, una plataforma que nació para dar respuesta a un problema estructural: los pequeños productores están descapitalizados, aislados y con escaso acceso a tecnología. «La agricultura no es solo un negocio: es una herramienta que cambia vidas».
Nepal
Años antes de fundar la empresa, Natalia viajó a Nepal para colaborar con un proyecto de permacultura. Allí descubrió algo que marcaría para siempre su visión de la agricultura. Recuerda especialmente la historia de una mujer que se había quedado completamente excluida de la sociedad tras separarse de su marido. Su delito: romper un matrimonio en un entorno en el que la mujer depende socialmente del hombre. Pero esa mujer logró sacar adelante, sola, un pequeño terreno en permacultura que la hizo económicamente independiente y respetada dentro de su comunidad. Para Valle, ese episodio fue revelador. «Vi que la agricultura podía ser una palanca para que las personas tuvieran una vida completa: no solo ingresos, sino comunidad, propósito, salud, futuro. La producción agroecológica preserva culturas, semillas autóctonas, biodiversidad… Es mucho más que no usar químicos».
Digitalizar todo un sector
Cuando Plant on Demand nació en 2021, el objetivo inicial era claro: ayudar a pequeños productores a comercializar sus productos de forma más eficiente y sin intermediarios que se comieran sus márgenes. Pero el reto era enorme, reconoce la entrevistada, porque «estamos ante un sector poco digitalizado, sin costumbre de usar herramientas tecnológicas y además muy empobrecido». Mientras las grandes explotaciones cuentan con drones, IA, o IoT, el pequeño agricultor «aún trabaja con papel y boli... y al borde de la quiebra». Esta situación obligó a la empresa a «ser empática en el proceso de implantación». La plataforma no es solo un software: incluye e-commerce, logística, trazabilidad, facturación electrónica, herramientas de cooperación y un proceso de acompañamiento humano que, según Natalia Valle, «es clave». Uno de los hitos destacados, es la normativa de facturación electrónica y los productores ya están en ello.
Los Women Startups Awards se celebran este año en Madrid, la ciudad donde Natalia vive y trabaja. Para ella, estar entre los finalistas tiene un significado particular: «Creo que la falta de referentes es una de las principales razones por las que no hay más mujeres emprendedoras», explica. Cuando era niña, el imaginario colectivo no mostraba a mujeres liderando empresas, y aunque la situación mejora, Valle considera que todavía queda mucho camino por andar. «Hay muchas formas de liderazgo, no solo la meritocrática y fría que solemos asociar con el éxito. Las mujeres tendemos a liderar desde el cuidado, la escucha, la empatía... y eso también es válido».