Gastronomía

Ocho mesas en las que comerse la semana

Desde probar el sukiyaki, unos calçots o un atractivo menú del día. Saddle acoge el viernes un taller centrado en el arte del queso

Restaurante Saddle. Adoffo Santos, executive Chef y Stefano Buscema, Restaurant Director.
Restaurante Saddle. Adoffo Santos, executive Chef y Stefano Buscema, Restaurant Director.©Gonzalo Pérez MataLa Razón

La idea de estas líneas es servirles varios planes, que ayudan a saborear una semana que promete ser muy apetecible. De ahí que les animemos a visitar a Dani Roca en la sede capitalina de Barra Alta. El motivo es claro: probar el productazo de temporada que son los calçots de Tarragona, con la IGP Valls. Los sirve confitados a baja temperatura sobre una salsa romesco y los acompaña con un jugo de carne y butifarra de perol al estilo de las calçotadas catalanas. En cuanto a la segunda propuesta, se trata de un calçot en tempura con un toque de chaat masala y salsa romesco. ¿Conocen el sukiyaki? Es el estofado más popular del país del sol naciente, que es posible degustar en Ayala Japón. Lo preparan en una olla de hierro a fuego lento y, entre sus ingredientes, destaca una carne de ternera cortada en finas tiras, tofu, setas shiitake, cebolletas chinas, hojas de crisantemo y fideos shirataki, hechos con harina de konjac. Asimismo, esta semana nos apuntamos al plan que nos propone Dani García en Dani Brasserie. Lo llama «1 día, 1 plato icónico» y lo que propone es un menú al mediodía de lunes a viernes compuesto por dos o tres pases a su elección perfectos para no permanecer en la mesa más de 45 minutos. El chef ofrece cada día uno de sus platos más icónicos y de hecho, hoy destacan el puerro asado, la merluza crochet y, como toque dulce, el Tout Chocolat. Mañana, la fascinante combinación de atún rojo y stracciatella, el ravioli de rabo de toro y el emblemático «el frescor andalusí». Los miércoles es el día de la ensalada César, seguida por el solomillo de atún a la brasa y la sorprendente interpretación de la torrija «no clásica». El jueves no se prive del icónico Tomate Nitro, ni del cremoso risotto con setas de temporada ni de la dulce creación de Dani elaborada con mantequilla y Baileys: la Tipsy Cake. Por último, el viernes podremos abrir boca con el guacamole, seguir con la hamburguesa Rossini y terminar con unas crêpes Suzette culminadas en la mesa.

Diversión en la mesa

Además, aprovechamos para recomendar un menú del día, que salva cualquier jornada laboral, sobre todo, porque el objetivo es comer bien a un precio asequible. En Viavélez, la casa del gran Paco Ron, en una de nuestras últimas visitas por 21 euros nos sirvieron unas maravillosas patatas a la riojana, que antecedieron a una carrillera de ternera y al riquísimo arroz con leche como buen asturiano que es.

En un concepto de negocio como es el de un restaurante, la sala vive su merecida revolución, porque bien es cierto que un cliente, por muy bien que coma, si se ha sentido mal atendido es muy probable que no vuelva. Sin embargo, si durante el rato que ha permanecido en la mesa, se ha divertido su regreso está asegurado. Este es el motivo por el que Saddle acoja el viernes el primero de unos talleres, que tienen como objetivo dar visibilidad a las diferentes áreas que ocupan la suya. Entre ellas, quesos, whisky, vino o café. Así, la del viernes se centra en el arte del queso y en ella Álvaro Ocaña Fernández ofrecerá un viaje por una cuidada selección de quesos artesanos (75 euros).

Por último, «Clandestinos y Bandidos» es el nombre de los encuentros, que desde hoy tendrán lugar cada dos semanas en Finca Bandida, dirigidos por Edu Torres, de Molino Roca, y Borja Susilla, de Tula y asesor de Grupo Cala Bandida. El primero contará con David González, Epoq (Biarritz), como bandido, y con Luis Valls, de El Poblet, como clandestino. El precio del menú es de 55 euros y consta de una ensaladilla rusa con mayonesa de mejillones, naranja y aceitunas, el aguacate con gambas, albahaca y salsa bandida, pan pizzeta y minipizzeta de tartar de atún. Los dos arroces son protagonistas, pero hay que dejar hueco al churro relleno de chocolate con muselina de vainilla y cacao.