
Gastronomía
De un palacio entre montañas a la cima Michelin: el viaje gastronómico de los hermanos Manzano
En Narbasu, la calma; en Casa Marcial, la emoción. Dos destinos unidos por el paisaje asturiano y el amor de una familia que ha hecho de la cocina su vida

El viaje desde Madrid es largo pero cómodo, y la recompensa, inmediata. Al llegar a Narbasu (Cereceda, Asturias), uno tiene la sensación de entrar en otro tiempo. El coche se detiene frente a un palacio asturiano rodeado de verdes praderas y montañas que parecen protegerlo como un secreto bien guardado. A lo lejos, los Picos de Europa dibujan un horizonte majestuoso; más cerca, el sonido pausado de los cencerros de las vacas marca el ritmo tranquilo de esta tierra.
El edificio, con su porte señorial y piedra centenaria, ha sido transformado en un hotel de 23 habitaciones donde cada rincón invita a la desconexión: salones con luz natural, ventanales que enmarcan la naturaleza y un ambiente cálido que combina historia y comodidad. La familia Manzano ha volcado aquí su hospitalidad natural, esa que te hace sentir más invitado que cliente.
Al caer la tarde, la terraza se convierte en el mejor mirador para observar cómo la luz va tiñendo de dorado los prados. Y cuando llega la hora de la cena, su restaurante despliega una carta que parece escrita en el dialecto del lugar: platos con memoria, elaborados con el producto de su propio huerto, y otros nacidos de la inspiración inmediata de los hermanos Esther y Nacho. No es difícil entender por qué este lugar ha sido reconocido con una Estrella Verde Michelin por su compromiso con la sostenibilidad.
Desde aquí, en apenas veinte minutos por carreteras estrechas y flanqueadas de naturaleza salvaje, se alcanza Casa Marcial, el buque insignia de los Manzano, ahora con tres estrellas Michelin. Un trayecto que une dos formas distintas pero complementarias de entender la cocina y el descanso: en Narbasu, la calma; en Casa Marcial, la emoción de un viaje gastronómico de alto nivel.
Un camino lento y profundo
“Hay gente que consigue tres estrellas en seguida; en nuestro caso ha sido de forma progresiva. Las estrellas son consecuencia de nuestra forma de hacer las cosas”, explica Nacho a este periódico. Más que perseguir reconocimientos, ellos se concentraban en mejorar año tras año: “lo que no perseguíamos lo conseguimos tarde, pero con calma, y fue precioso”. Esa filosofía fructificó: Casa Marcial obtuvo su primera estrella en 1999, la segunda en 2010 y, tras una década construyendo con mimo, la tercera en 2025, convirtiéndose en el primer establecimiento asturiano en lograrlo.
El anuncio, ocurrido en la gala de la Guía Michelin España 2025 en Murcia el 26 de noviembre de 2024, fue un hito histórico, celebrado con lágrimas, aplausos y emoción. “No nos lo esperábamos, no podemos estar más contentos ni agradecimos por este reconocimiento”, añade Esther.
Tradición, familia y paisaje
Casa Marcial no es solo un restaurante, es la casa en la que nacieron y dónde sus padres, servían “pitu caleya” en las comidas por encargo. Ese pasado humilde se ha transformado en alta cocina con raíces firmes. “Nuestra cocina es una prolongación de nuestra manera de entender la vida, exprimiendo la tradición como punto de partida”, señala el cocinero. Hoy, ofrece tres menús degustación que celebran los sabores de Asturias desde una mirada contemporánea. El entorno—montañas, mar, ríos—se filtra en cada plato, haciendo de cada comida una experiencia sensorial completa. Además de las tres estrellas, Casa Marcial recibió una verde por su compromiso con la sostenibilidad.
Hospitalidad y apuesta por lo local

Narbasu es un hotel-restaurante con alma rural, donde la cercanía y la vocación se dan la mano. Los hermanos reconocen que lidiar con tantos proyectos es complejo, y en concreto, el hotel necesita atención constante. “Aquí tu relación con el cliente es más larga, en los restaurantes van, comen y se van. Es distinto y yo, sin duda, prefiero el restaurante”, reconoce Esther, entre risas. Pero su fuerza radica en la búsqueda y la apuesta por un buen equipo, sin ellos nada de esto sería posible. “Ahora mismo puedo estar aquí como estoy, tranquilo, porque confío ciegamente en quienes están dando el servicio en Casa Marcial. Eso es lo más complicado hoy en día, es un problema muy grave que está atravesando el sector”, sentencia Nacho.
El valor de la familia y el relevo generacional
Pero en esta historia hay más que cocineros: hay un legado que late con fuerza. Esther fue la primera mujer en obtener una estrella Michelin en Asturias. Casa Marcial fue también el primer restaurante asturiano con dos estrellas y, ahora, tres. Por más de una década han sido los únicos con esa distinción en la región.
Ahora, el hijo de Esther, Jesús, la tercera generación, es jefe de cocina en Casa Marcial con sólo 25 años. Este, junto a Sandra, hermana de ambos y jefa de sala –reconocida como una de las mejores- les acompañaron en la entre de esa chaquetilla blanca triestrellada junto a ellos en Murcia. Este linaje, construido con valores transmitidos por sus padres—unidad, respeto, trabajo en común—es el cimiento del grupo Manzano. “Nuestros padres nos enseñaron a estar unidos y trabajar juntos, eso es lo mejor que nos dieron”, reflexiona Nacho.
Esther y Nacho crecieron en un tiempo dorado de la cocina española, aprendiendo de figuras como Ferrán Adrià, los hermanos Roca, Berasategui, Subijana… Mientras que Manolo de la Osa fue una fuerte inspiración para Nacho: “no era otra cosa que una cocina personal, cultural, llevada hasta la alta cocina”. Esa idea de tradición elevada a memoria y arte sigue muy presente en sus creaciones.
El brillante momento de Casa Marcial no se limita a Michelin. En mayo de 2025, la guía Opinionated About Dining (OAD) situó al restaurante entre los 35 mejores de Europa, ocupando el puesto 31, y siendo el primero en representación asturiana. Y es que esta familia no se detiene. Tras el reconocimiento de la tercera estrella, las pasadas navidades lanzaron un servicio a domicilio con platos como pollo campero relleno, croquetas o fabada, todos cocinados con la misma calidad que ofrecen en Casa Marcial. También gestionan catering con envío a toda España, además de otros restaurantes urbanos como Gloria (en Oviedo y Gijón), NM (con una estrella Michelin en Oviedo) y La Salgar en Gijón.
Humildad, autenticidad y excelencia
A pesar del brillo y los reconocimientos, los hermanos se visualizan igual que siempre: “me sigo levantando igual, cojo el coche todos los días y me miro en el espejo y me veo como el mismo pringado, con las mismas inseguridades”, reconoce Nacho, entre risas. Sin embargo, esto no le impide valorar la gratitud y felicidad que siente tras los reconocimientos al trabajo hecho: “Que una entidad como Michelin premie con el mayor reconocimiento tu trabajo, es para estar contentos. Nosotros lo podemos estar más”. La preocupación sigue, con inspectores o no. Su máxima es que todo esté perfecto. Esa constancia honesta, ese lenguaje sencillo y esa forma de mirar al mundo desde la humildad del oficio, han construido un estilo único. “Defenderlo en familia” tiene sus retos, pero es su elección, su fuerza, su hogar.
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