Reportaje

Un ring con máscaras mexicanas para el arte

El artista Sergio López organiza el 7 de octubre en una velada performativa con 24 artistas

Un ring con máscaras mexicanas para el arte
Un ring con máscaras mexicanas para el artecedida

Nació como una broma, en mitad de una borrachera: Sergio López hablaba con El espectáculo Toma Changa Tu Birote reunirá el próximo 7 de octubre a las 20.00 horas en el espacio Monbull Conde Duque a 23 artistas contemporáneos que, por una noche, dejarán atrás la seriedad de los museos para convertirse en luchadores enmascarados. Una performance única que mezcla arte, identidad y ritual popular, y que busca transformar por completo la manera de mirar el arte contemporáneo.

El impulsor de la idea es Sergio López (México, 1971), artista digital conocido como Fantastic Man. El impulsor de la idea es Sergio López (México, 1971), artista digital conocido como Fantastic Man. Radicado en Madrid desde hace años y actualmente en plena actividad expositiva en Barcelona, López no oculta la magnitud del reto: «Lo he organizado yo y es la primera vez. Te juro que es la última», dice entre risas. «Ha sido titánico organizar a los artistas, conseguir las máscaras, coordinar las fotos. No sabía en lo que me metía», cuenta López en conversación telefónica.

La semilla del proyecto nació en una conversación informal con otros artistas. Cuenta López que hablaron del «drama» de ser artista, de la lucha constante con galeristas, coleccionistas y la dificultad de abrirse camino. De aquel desahogo surgió la idea de convertir esa batalla simbólica en un ring literal: «¿Por qué no ponerles una máscara y que se den golpes entre ellos? ¿Por qué no ponerles una máscara y que golpeen al galerista o al coleccionista?», recuerda López. Lo que empezó como una broma se transformó en un proyecto colectivo que ha atraído a algunos de los nombres más potentes del arte actual.

La lista de participantes incluye a Ana Barriga, Paula Valdeón Lemus, Javier Ruiz, Borja Buenafuente, Juan Manuel Pinedo, Kike Garciñuño o Luis Feo, entre otros. A ellos se suman tres invitados internacionales: el colombiano Yosman Botero, la mexicana Saski Bostelman y la serbia Sonjia Surbatovic. Todos ellos han intervenido una máscara, traída expresamente de México, como si se tratara de un lienzo tridimensional. «Algunos artistas me escribieron cuando ya no quedaban máscaras disponibles, pidiéndome entrar en el proyecto para el año que viene. Pero ya era tarde, no tenía tiempo de crear más personajes ni de organizar más sesiones de fotos», explica el organizador.

El espectáculo tendrá lugar en un ring instalado en Monbull Conde Duque, un espacio cercano al Centro Cultural Conde Duque. Habrá cóctel, música y combates performativos, aunque no faltan quienes fantasean con un enfrentamiento real: «Ya les dije que no se tocaran, que yo no me hacía responsable de nada. Pero la mayoría de los combates serán simbólicos, con un trasfondo artístico más que físico», apunta López.

Más allá del espectáculo, «Toma Changa Tu Birote» se concibe como un manifiesto sobre identidad, anonimato y colectividad. La máscara oculta el rostro, pero revela un espíritu. En la lucha libre mexicana, de donde parte la inspiración, la máscara no es solo un accesorio, sino un símbolo de poder, resistencia y metamorfosis. En el arte, ocurre algo parecido: el creador se enfrenta a un público que lo juzga, a un mercado que lo condiciona y a una industria que le exige reinventarse constantemente. La performance convierte esa tensión en una metáfora visual.

«El mundo del arte es a veces demasiado acartonado», critica López. «Quería darle una dimensión lúdica, provocar sentimientos y alegría en un momento en el que nos hace mucha falta». El artista mexicano, que comenzó su carrera en el arte digital explorando el glitch y los errores del píxel, confiesa estar ahora volcado en trasladar esas imperfecciones al mundo físico a través de la pintura, el papel algodón o la inteligencia artificial. «Me interesa la belleza en el error», asegura. Esa misma filosofía atraviesa el proyecto: la celebración del fallo, del combate y del desorden creativo.

El evento cuenta también con una vertiente de coleccionismo. Cada máscara se sorteará mediante un boleto de 500 euros, con certificado de autenticidad y numeración. Además, se pondrá a la venta una serie de fotografías enmarcadas, de 50x70 cm, realizadas por Peter Norman y otros fotógrafos invitados. Solo habrá un número limitado de copias, a 150 euros cada una. Las imágenes documentan a los artistas convertidos en luchadores, capturados entre la solemnidad del retrato y el humor de lo absurdo.

La expectación ha superado las previsiones del propio organizador. «Al principio traje quince máscaras desde México, pensando que se perderían o romperían. Después tuve que traer diez más. Y aun así hubo artistas que se quedaron fuera», recuerda. El boca a boca y la curiosidad han convertido la cita en una de las más comentadas de la temporada. El acceso será solo por invitación y con aforo reducido, lo que le añade un aire de exclusividad y efimeridad.

El carácter único de la propuesta —solo se celebrará esa noche— aumenta la sensación de estar ante un acontecimiento irrepetible. «Esto no es una cita folclórica, es un ring donde el arte se juega la vida. Lo que sucede aquí, no se repite», sentencia López.

Para el artista, el proyecto es también una forma de cuestionar los límites del arte contemporáneo y de abrir nuevas formas de interacción con el público. López, de 54 años, se sorprende de la magnitud de la iniciativa, pero no descarta montar otra.