
El Madrid de
Sandra Alejandre: «Trabajar en algo creativo entrelaza tu vida personal y profesional»
La diseñadora que empezó cosiendo en casa y acabó en el armario de Dua Lipa y otros personajes reconocidos internacionalmente

En un taller del barrio de Lavapiés, entre bocetos y retales, brotan las ideas de Sandra Alejandre. En plena pandemia, mientras la mayoría horneaba pan de masa madre o aprendía a hacer yoga en el salón, ella fundaba «Alejandre», una marca que ha conquistado a celebrities como Karol G, Dua Lipa o Kourtney Kardashian.
«Fue algo muy orgánico», dice pese a haber conseguido mucho en tan poco tiempo. «Empecé sin grandes pretensiones, más bien como una forma de ocupar mi tiempo durante la cuarentena. Pero tenía ideas apuntadas de meses atrás, las desarrollé y, sin darme cuenta, ya estaba cosiendo mi primera colección». Un empujón clave fue el de su pareja, quien llevaba años animándola a lanzarse. El resultado: una marca con ADN propio, donde la lencería —esa gran olvidada del armario— toma el protagonismo. «De pequeña me fascinaba ver cómo mi madre compraba lencería en la mercería. Era todo tan cuidado, tan especial… pero luego esas prendas se quedaban escondidas. Yo quería hacer justo lo contrario: que salieran a la calle, que se lucieran».
Sus colecciones no solo buscan vestir cuerpos, sino que parecen contar historias. Explica que cada diseño no es gratuito: está pensado, bordado y calculado al milímetro. Corsetería, transparencias y cortes especiales en los que busca tener la identidad «Alejandre». Y es precisamente ese sello el que ha enamorado a artistas de talla internacional. «La mayoría de veces nos escriben los estilistas por Instagram o por correo. Son ellos quienes descubren la marca y se interesan. De repente, una foto de Karol G con una de tus prendas da la vuelta al mundo. Es un escaparate brutal».

Su colección «Core» fue la que terminó de consolidarla como uno de los talentos emergentes más interesantes de la moda nacional. Una propuesta íntima, personal y emocional que le valió el premio Mercedes-Benz Fashion Talent. «Era una especie de autorretrato. Me di cuenta de que, al trabajar en algo creativo, tu vida personal y profesional se entrelazan completamente. No hay horarios. Las emociones están ahí, a flor de piel, siempre».
Ahora se prepara para su debut internacional en la Mercedes-Benz Prague Fashion Week, una cita que vive con ilusión, pero también con algo de nervios. «Es nuestra primera vez fuera de España. Vamos con la misma colección, pero la estamos puliendo al máximo. Queremos que todo salga perfecto y poder mostrar lo que hacemos a otro público. Es un paso enorme».
Aunque su nombre empieza a sonar más allá de nuestras fronteras, todo comenzó —y sigue girando— en Madrid. «Es aquí donde empecé a desfilar, donde diseñé mis primeras prendas, donde he hecho más colaboraciones y he conocido a la mayoría de la gente del sector. Madrid me lo ha dado todo». Sandra Alejandre ha convertido la ciudad en su cuartel general, su laboratorio creativo. «La energía que tiene Madrid es muy especial. Hay talento por todas partes, y eso te contagia. No paras de cruzarte con artistas, fotógrafos, estilistas. Es una ciudad que te obliga a moverte, a crear».
Una de las cosas que definen su trabajo es ese equilibrio entre tradición e innovación. «Me gusta reinterpretar patrones clásicos con una mirada contemporánea. Que las prendas sean ponibles pero que también tengan algún detalle que las haga únicas. Y, sobre todo, que mantengan esa esencia lencera que es el corazón de Alejandre». Además, apunta que «quiero que una prenda mía te acompañe a una cita, pero también al trabajo; que tenga fuerza, pero que no sea imposible de llevar».
En este contexto, como muchas marcas nacidas en la última década, el crecimiento de «Alejandre» ha estado íntimamente ligado a las redes sociales. «Instagram es nuestro gran escaparate. Es donde muestro lo que hacemos, donde conecto con mi público y con otros profesionales». Sandra tiene claro hacia dónde quiere ir. «Me gustaría presentar mis colecciones en más ciudades»; y preguntada por una recomendación de la ciudad que le ha visto crecer, «me encanta pasear por el barrio de Las Letras, perderme por esas calles, Madrid también te habla, si sabes escucharla».
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