Gastronomía

Sentarse a la mesa para terminar la semana

Proponemos volver a China Crown, el mejor de su estilo en Europa. Mientras, en Boccondivino encontramos ese diamante silvestre que es la trufa blanca

Mao Li y su hermano Felipe, de China Crown
Mao Li y su hermano Felipe, de China CrownLRM

China Crown (restaurantechinacrown.com) es uno de nuestros restaurantes chinos favoritos. Es un referente en la capital, que ha sido reconocido con el Europe’s Best Chinese Cuisine Restaurant 2025 en los World Culinary Awards, unos galardones que distinguen su apuesta por la excelencia, la innovación y el liderazgo en la gastronomía china contemporánea. Un premio que nos recuerda que debemos una visita inminente a María Li Bao, quien dirige el grupo, con 25 establecimientos, y a su hermano Felipe, como cocinero ejecutivo. El emblemático pato imperial Beijing es su especialidad y forma parte del menú degustación (70 euros por persona y se sirve para dos), pero si prefieren conocer la cocina china de esta gran casa y pedir a la carta, no se equivocan, porque pueden rendirse ante un festival de dim sum y seguir con los rollos imperiales rellenos de shiitake y verduras, con los fideos de boniato con caldo de cerdo ibérico, con el arroz «montaña de oro» salteado con solomillo de vaca vieja y perlas de huevo y con la torrija cantonesa a las cinco especias chinas, entre otras preparaciones.

Ya es temporada de setas, las estábamos esperando, así que resérvense un día para acudir a Barra Alta (barraalta.rest), ya que Dani Roca atesora en su despensa boletus, trompetas de la muerte, rebozuelos y níscalos, entre otras, que encarga a Jorge, de la Huerta de Aranjuez, y que irán variando según el mercado. Hemos probado las confitadas con butifarra blanca y negra con huevo a baja temperatura, el salteado con butifarra del perol, de Cal Rovira, y el risotto de setas con carpaccio de vieiras y pesto de pistacho.

Asimismo, desde hoy y hasta el sábado tenemos una invitación de la mano de Dom Pérignon, ya que la «maison» nos lleva a descubrir un espacio efímero dedicado al arte, la creatividad y la emoción sensorial. ¿El motivo? Celebrar el lanzamiento de su nueva edición limitada, creada en colaboración con el artista japonés Takashi Murakami, en una galería situada en el 13 de la calle Barquillo. Esta acogerá tres espacios: uno, el perfecto para catar las nuevas ediciones limitadas Dom Pérignon Vintage 2015 y Dom Pérignon Rosé Vintage 2010; en el segundo, podremos degustar la armonía ideada por Eneko Atxa, mientras que el tercero acoge la exposición «Creation is an Eternal Journey», presentada en la Tate Modern de Londres el pasado mayo.

Por una buenísima causa, obligado es nuestro paso por los restaurantes de Iván Morales y Álvaro Castellanos, ya que se suman a la iniciativa «Restaurantes contra el hambre» con sus albóndigas de pularda en pepitoria, un platazo que sirven en Arzábal Retiro (arzabal.com), El Jardín de Arzábal (Museo Reina Sofía), Mercado de San Miguel y Arzábal Bernabéu. Hasta el día 15 una parte de la recaudación de este guiso madrileño se destina a la labor de la ONG.

También, son días en los que la trufa blanca, un preciado diamante silvestre, se encuentra en todo su esplendor, así que resulta inevitable probar las elaboraciones creadas por Ignazio Deias en Boccondivino (boccondivino.es). Los platos oscilan entre los 40 y los 60 euros, un precio que varía según el valor de semejante tesoro, que cambia cada semana. El menú (140 euros) está compuesto por cinco preparaciones y un postre, pero también es posible pedir un sólo plato o dos. Como ejemplo, los tallarines, muy finos, con mantequilla y trufa, el arroz carnaroli curado con parmesano y ésta, que también aporta todo el aroma a las albóndigas de ternera blanca con setas silvestres con salsa de parmesano, a los huevos fritos, ¡qué delicia! y al pequeño filete de ternera blanca con parmesano.

Enamorados del buen vino, el siguiente plan va por ustedes, ya que mañana y todos los jueves, de siete y media de la tarde, y los sábados a las siete, la enóloga Lucía Araque nos lleva de viaje a través de un ejemplar elegido con garnachas de colores, vinos volcánicos, joyas portuguesas, italianas o francesas. Incluso, hay lugar para los nuevos viñadores y para las etiquetas que cuentan historias.

Dicho esto, la cata de seis vinos cuesta 35 euros; la propuesta «Cata y moja», con cinco vinos y cuatro bocados, vale 45, mientras que si escoge seis vinos con queso, 50. El 13, protagonista será también el jamón ibérico Remedios Sánchez.