Restauración
El "trampantojo" de la Puerta de Alcalá, con los días contados
El alcalde confirma que los trabajos de renovación del monumento culminarán antes de que acabe el año, previsiblemente en noviembre
El trampantojo que cubre el monumento más emblemático de Madrid tiene las semanas contadas. Tal y como avanzó el alcalde de Madrid durante la valoración de sus primeros cien días de Gobierno, la Puerta de Alcalá volverá a lucir "en todo su esplendor" antes de Navidad. Incluso, podría ser ya visible en el mes de noviembre.
De esta forma, las obras de reparación de patologías finalizarán un año después desde su inicio. Los trabajos comenzaron en el segundo semestre de 2022 con una fase de estudios previos destinados a generar un diagnóstico exhaustivo de las patologías que afectaban al monumento. El pronóstico, tal y como afirmó el Ayuntamiento, era preocupante: el monumento precisaba de una “intervención inmediata” para preservarlo, ya que la “situación de deterioro era mayor de lo que se había previsto”. Par ello, se acometió un plan que acarreaba una inversión de tres millones de euros. No hay que olvidar, por otro lado, que el monumento se encuentra en el espacio Paisaje de la Luz de la capital, cuya declaración como Patrimonio Mundial por la Unesco cumple dos años. De ahí que las obras en la Puerta de Alcalá se enmarquen dentro de las actuaciones de conservación del entorno.
El informe que realizó el Ayuntamiento sobre el monumento señalaba tres problemas. El primero, que los dos tipos de piedra que conforman el monumento presentan indicadores de deterioro: el granito de la fachada y la cornisa se encuentra arenizado y la piedra cáliz de Colmenar de Oreja (que conforma los grupos escultóricos y algunos relieves) presenta planos de debilidad mecánica. El siguiente punto, indicaba un “elevado grado de corrosión” de los vástagos, grapas y refuerzos metálicos de las esculturas. Unos elementos que, en algunos casos, son originales de la fecha de construcción, y que en otros se han ido incorporando en restauraciones posteriores (por ejemplo, en 1860).
Por último, el tercer problema tiene su origen en la cubierta de plomo: no es ventilada y provoca humedad constante en los materiales que le sirven de soporte, encontrándose a su vez el metal carbonatado por su cara interior.
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