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Medio Ambiente
La logística detrás del alquiler de motos eléctricas compartidas
Cada vez son más los usuarios que se animan a probar alguna de las motos eléctricas que compañías como Acciona alquilan en municipios como el de Madrid. Pero ¿cómo funciona el servicio?
Quizá es normal pensar que van a estar ahí esperando cada mañana a los usuarios, listas y cargadas, pero ¿Cómo se consigue que una flota que solo en la capital cuenta con 3.500 vehículos esté continuamente dando servicio a los usuarios? Hace tan solo dos años Acciona se inició en el servicio y en este tiempo se ha convertido en un operador líder en el servicio de motosharing. Cuenta con más de 10.000 motos repartidas en ciudades de toda la Península, además de Roma y Milán.
Aunque están presentes en varios municipios, es en Madrid donde tienen más presencia con 3.500 motos. Una parte clave de la logística es el centro de control que tiene la compañía en Alcobendas. Aquí está el sistema informático que conoce la ubicación de cada vehículo y su situación. Desde aquí también se renuevan constantemente las baterías.
Las 3.500 motos está repartidas por Madrid, no están en este centro, pero desde aquí se les da servicio. «Cualquiera de ellas puede tener una incidencia, que tenga roto un espejo retrovisor o le falte un casco etc. Desde aquí se manda a los operarios a repararlas, a cambiar las baterías o a recolectar aquellas que necesitan pasar por los talleres para alguna revisión», explica Miguel Ballesteros, City Manager del servicio de movilidad de Acciona en Madrid.
El servicio ha creado nuevas profesiones.. El primero que entra en acción cuando pasa algo es el equipo de mecánicos de calle. Los jockey. Esta patrulla de asistencia rápida viene cada día hasta aquí a recoger su moto asignada, cargar su baúl de herramientas y algunas piezas de recambio como retrovisores, cascos o intermitentes. También llevan a cabo la reposición de consumibles. «En cada baúl tenemos a disposición del usuario toallitas, redecillas para que se ponga debajo del casco y ahora con el tema del Covid geles hidroalcóholicos y toallitas higienizantes. Cuando el jockey va a reparar aprovecha para hacer un repaso. Así la moto se queda perfecta», matiza Ballesteros.
Si no se puede arreglar in situ, entra en juego una segunda figura del equipo logístico. El recolector o lanzador, encargado de llevar la moto directamente a taller y de devolver aquellas ya reparadas a la calle. Por último están los swapper, el equipo que se encarga de los cambios de batería.
Las motos eléctricas compartidas de Acciona tienen una autonomía de 90 km, aunque se retiran del servicio para su carga cuando están por debajo del 20%. «De esta forma no hay riesgo para los usuarios. Esta autonomía sirve para cubrir en Madrid unos 13 viajes, ya que cada persona hace cinco km de media», explica Ballesteros.
Los swappers, que tienen un parque de furgonetas, también eléctricas para realizar su trabajo, van la nave logística, cargan un máximo de nueve baterías de ion litio y salen a la ciudad a hacer la ruta. Realizan los cambios y devuelven al centro las baterías descargadas para enchufarlas a la red. Cada unidad tarda unas cuatro horas en cargarse y pesa unos 36 kilos. Cabe destacar que la electricidad que alimenta estas baterías es de origen renovable.
Una de las ventajas del servicio de motosharing de Acciona consiste en que las motos son de 125 cc. Eso permite ir por la M-40, por la carretera de La Coruña o directamente por ciudad. Esta flexibilidad también se refleja en los modos de conducción. Hay tres disponibles. La estándar permite circular por ciudad hasta 50 km/h. Su tarifa es de unos 0,17 euros por minuto. Si se sube a custom la velocidad aumenta hasta los 80 km/h y en extra se puede conducir a unos 100km/h. En función de la modalidad la tarifa va cambiando.
A nivel usuario todo se controla desde una app móvil. Desde ahí el cliente puede lanzar la alarma a Acciona. Desde la localización de motos disponibles, la reserva durante 15 minutos a la apertura del baúl y el encendido del motor o la señalización de alertas o averías. Antes de arrancar se puede ver la autonomía que tiene la batería y los kilómetros que permite hacer. Permite dar parte de incidencias y una vez acabado el trayecto calcula las emisiones que se han ahorrado.
ZONAS HABILITADAS
Solo se puede dejar la moto en una de las zonas habilitadas para ello. En Madrid por ejemplo, dentro del anillo de la M-30. «Hay una opción que solo tienen nuestras motos y es el poder pausar. Por ejemplo, te puedes ir a Torrejón de Ardoz a un recado, pausar la moto y volver a Madrid para poder finalizar el viaje en una zona habilitada», detallan desde Acciona. Y es que a experiencia del cliente es prioritaria, lo cual lleva de vuelta al centro de control y su importante labor en este servicio 24/7.
Las motos cuentan con todo tipo de alarmas, por ejemplo, la de inclinación por si se cae. Esto permite saber si hay algún accidente y dar prioridad a cualquier incidencia que surja. En un máximo de 10 minutos un usuario accidentado está atendido. Se activa el servicio de atención al cliente que en seguida llama para saber cómo está y si necesita atención. «Es una de las cosas que mejor están resultando», confiesa Ballesteros.
La firma está pendiente de estrenar una torre de control desde la que gestionará y controlará todas las motos en servicio en España. «Estamos implantando mejoras para cubrir mejor la demanda en aquellos lugares donde se usan más, con mapas de frío y calor para luego hacer un trabajo de reubicación», concluyen desde la firma.
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