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Medio Ambiente
No se «junta todo». Así funciona una planta de selección de residuos
Una vez en el contenedor amarillo, los envases de plástico, latas y briks emprenden un viaje que pocos ojos ven, pero que es crucial para que puedan resucitar en forma de materiales reciclados
No, los envases que tiras al contenedor amarillo no acaban mezclándose. Por el contrario: separar nuestra basura es muy útil a nivel medioambiental. De hecho, si el reciclaje en casa es correcto, la recuperación de materiales reciclables será mucho mayor; esto es, será más sencillo que los residuos lleguen a tener una segunda vida en forma de nuevos productos. Son cuestiones que afirma y subraya Albert Mateu, director de relaciones institucionales del Grupo Griñó, un holding empresarial que ha centrado sus más de 80 años de actividad en el tratamiento de residuos.
Mateu explica que Griñó cuenta con dos plantas de selección, una en Constantí (Tarragona) y otra en Lleida. A estas llega lo que los camiones de basura recogen de los contenedores amarillos situados en ambas provincias. Botellas de plástico, latas, briks de leche, envases de detergente, tarrinas de yogur, tapones… La finalidad, cuenta, es que estos envases puedan «resucitar». Pero, ¿cómo?
Todos los días laborables en dos e incluso tres turnos de trabajo, se recoge lo que han traído los camiones y se deposita en una «playa» de descarga. Tras pasar por una especie de tambor rotativo, llamado trómel, la basura desfila por las bandas transportadoras para ser cribada por diversas máquinas e instrumentos con tecnología óptica. Al final, esta acaba empaquetada en balas de un solo tipo de material, listas para ser enviadas a las empresas recicladoras que se encargarán de convertirlas de nuevo nuevo en materia prima. De residuo a recurso.
«En la planta de Tarragona separamos unas cinco toneladas de residuos cada hora y en la de Lleida tres en el mismo lapso de tiempo», detalla Mateu, y prosigue: «Eso, en total, son más de 16.000 toneladas al año en la primera y 10.000 toneladas en la segunda». En 2021, en total en España, se enviaron a instalaciones recicladoras homologadas 1.570.513 toneladas de envases domésticos de plástico, metal, brik, papel y cartón, un 5,3% más que en 2020, según datos de Ecoembes.
Gracias a esto, se evitó la emisión de 2,05 millones de toneladas de CO2 a la atmósfera, el equivalente a lo que emiten las calefacciones de Asturias en un año. Además, se ahorraron 20,50 millones de m3 de agua y 5,27 millones de megavatios hora de energía.
Reciclamos más y mejor
Cada vez se separa más. El director apunta que han percibido «un incremento de material, en Tarragona del 8% y en Lleida del 6% respecto al año anterior» y señala que no solo lo ha notado en cuanto a la cantidad, sino también en la calidad. «Con esto quiero decir que la materia que nos llega cada vez tiene más envases y menos residuos accidentales que no lo son. En la planta solemos hablar de esto. Notamos que cada vez hay más concienciación ciudadana en cuanto a la entrada de residuos. Tenemos más claro lo que hay que meter que hace unos años», comenta.
Esto también varía según las épocas del año. «En cada provincia suceden unas circunstancias. Por ejemplo, en la zona de montaña de Lleida se incrementa el flujo de residuos en invierno, por el turismo de nieve. En Tarragona, de Semana Santa a verano se nota un incremento por el “efecto costa dorada”. Hace años había mucho turismo y la botellería no estaba muy bien seleccionada, pero ahora percibimos una mejora considerable», celebra.
Cuatro de cada cinco españoles, es decir el 82,9% de las personas encuestadas para un estudio del instituto de investigación Catchment para Ecoembes, declararon tener, de media, tres cubos, bolsas o espacios en casa para reciclar, destinando uno de ellos a los envases que van al contenedor amarillo. Esta cifra no ha dejado de crecer en los últimos años: en 2015, eran un 72,5% los que afirmaban reciclar a diario.
Pero, aunque se colaran lo que en las plantas de selección denominan «rechazos», en ambas instalaciones, explica Mateu,«se llevan a cabo numerosos controles para garantizar la trazabilidad de los materiales, enfocados a garantizar que lo que deposita el ciudadano llega a la empresa de reciclado». Los sistemas tienen una eficiencia altísima, asegura, pero también es «importantísima» la separación en el hogar. Si mezclamos nuestros desperdicios, las plantas de selección no podrían funcionar a pleno pulmón.
Selección y clasificación, al detalle
Antes de enviarlos para su reciclado, las plantas de selección se encargan de separar y clasificar los residuos depositados en el contenedor amarillo en función del tipo de material que los conforma. Pueden ser envases hechos de PET (como una botella de agua), de PEAD o polietileno de alta densidad (por ejemplo, una botella de detergente), de polietileno de baja densidad (el que compone las bolsas de plástico) y, por otro lado, briks, aluminio, acero y plástico mixto (todos aquellos que no forman parte de estas fracciones).
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