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Materiales como hormigón o piedra, mejores ante el fuego

Tras el incendio de Valencia muchas son las preguntas sobre formas de construir. ¿Cuáles son las tendencias del sector en cuanto a materias primas? ¿Son mejores las viejas soluciones arquitectónicas?

Edificio en Mislata construido con los mismos materiales que el incendiado en Campanar
Edificio en Mislata construido con los mismos materiales que el incendiado en CampanarKike Taberner

Los peritos siguen estudiando las causas del virulento incendio del edificio de 14 plantas en el barrio de Campanar en Valencia y analizan qué pasó exactamente para que se propagaran las llamas tan rápidamente (más allá del fortísimo viento que sacudía ese día la ciudad del Turia). Mucho se ha especulado sobre la fachada porque era el reclamo de los anuncios de esta promoción de viviendas en 2008 cuando se hablaba de «revestimiento innovador». Se busca qué originó el incendio y si alguno de los materiales usados en esta fachada avivó todavía más el fuego. Sigfrido Herrera, decano del Colegio Oficial de Arquitectos de Madrid (COAM) recuerda que «son los peritos los que tienen que determinar qué pasó, pero ha habido tres elementos clave: el viento, el efecto chimenea de la fachada transventilada y la presencia seguramente de algún material combustible».

Lo cierto es que las fachadas ventiladas son habituales en construcción, porque favorecen el ahorro de energía, por lo que los expertos consultados tienen dudas sobre la ejecución de esta en concreto. Para José Ygnacio Pastor, catedrático de Ciencia e Ingeniería de los Materiales de la Universidad Politécnica de Madrid parece que en este caso, «no se puede considerar una fachada con cámara de aire cerrada herméticamente. Al haber circulación de aire, si tienes un fuego y entra el viento del exterior, aumenta la temperatura y la cámara hace de chimenea quemando aún más los materiales, como parece que ha ocurrido».

En cuanto a las materias, se ha señalado a la presencia de aluminio del recubrimiento (que responde mal al calor) y a la capa aislante, que podría ser desde poliuretano a lana de roca, como posibles responsables. Sin embargo, aún no se conoce la composición de la fachada. Quizá es por eso que desde la Asociación Nacional de Fabricantes de Materiales Aislantes (Andimat) han pedido desde un primer momento prudencia a la hora de hacer declaraciones en las que se relacionan y mencionan productos o sistemas utilizados en la construcción hasta que no haya un informe oficial.

A la espera de lo que se dictamine, la confusión que ha provocado el incendio es enorme, máxime cuando tiene mucho puntos en común con el ocurrido en las torres Grenfeel en Londres en 2017 (causó 71 muertos). El revestimiento era del mismo tipo y, en el caso del de Londres, se hizo años después de la construcción inicial. Este incendio fue el que provocó el cambio en las normas de construcción por lo que cabe preguntarse si no hubiera sido deseable revisar los edificios que tuvieran estructuras del mismo estilo. «En el Código Técnico de 2019, que es una actualización del primero de 2005, se prohibieron algunos materiales para determinados usos y se añadió la necesidad de contar con un cortafuegos cada tres pisos. Los cambios normativos se han ido haciendo cada vez más restrictivos y ahora podría ser el caso de que se tenga que actualizar de nuevo como algunos piden », opina el decano del COAM. De momento y para ganar tranquilidad, el decano afirma que se va a abrir una oficina de información para que «los vecinos o arquitectos que tengan alguna inquietud puedan hacer consultas y así poder estudiar cada circunstancia y llegar a conclusiones y si es necesario cambiar fachadas. Todos los materiales deben verse con cuidado y tranquilidad», dice Herrera, quien opina, además que «tiene que haber una especie de ITV para edificios y que se controle el estado de los materiales, la estructura, la seguridad y el estado de conservación por si hay que hacer actualizaciones».

¿Materiales ecológicos?

En cuanto a los materiales utiliza dos hay que aclarar algunas cosas. El aluminio no es un material que responda bien al calor (y en este caso además no parece que estuviera bien aislado), por lo que algunos expertos apuntan a otros materiales que habrían resultado más propicios de usar en la cobertura como la cerámica o la piedra. Uno de ellos es Luis de Garrido, arquitecto experto en «green architecture»: «En el edificio de Valencia parece que se pegó al aluminio que ya es un material antiecológico (porque consume 200 megajulios por kilos fabricados), otro aislante antiecológico y luego estaba la cámara de aire, cuando tendría que haber estado el aluminio suelto, luego la cámara de aire y luego el aislamiento. Si hubiera habido algún material ecológico, la estructura habría ardido menos. Si se hubiera usado piedra o cerámica…

El arquitecto ha realizado un listado de materiales más o menos ecológicos en el que analiza las 75 materias más usadas en construcción y les adjudica una puntuación en función de 109 indicadores que analizan la optimización de recursos, el consumo energético durante la vida útil de ese material, las fuentes de energía que se usan (unos necesitan altos hornos alimentados con combustibles fósiles y otros se pueden fabricar a temperatura ambiente), los residuos que generan, la salud, etc. Su lista lo dice todo: cuanto más arriba en la tabla, menos impacto tiene el material.

Así no es de extrañar que al arquitecto recomiende el uso incluso del hormigón, un material bueno frente al fuego, y «uno de los más ecológicos, a pesar del consumo energético durante su fabricación. Si se utiliza en piezas prefabricadas, puedes desmontarlas y utilizarlas como ocurre en algunos estadios de fútbol. De esta forma, te evitas generar residuos y tener que fabricar nuevo hormigón. El concepto de ecología que nos han vendido muchas veces es falso. Lo primero para que algo sea ecológico es que dure lo más posible, que se pueda reparar y reutilizar y no genere residuos». dice.

Por ello, además de materiales cada vez más habituales en construcción como la madera, la cerámica, la paja o el cáñamo, también se investiga mucho en hormigones mezclados con todo tipo de residuos o materiales vegetales para reducir las emisiones durante su fabricación (se dice que el hormigón es responsable del 8% de las emisiones GEI totales ). «Es lo que se conoce como bioconstrucción; hacer el hormigón mezclándolo con otros materiales como puede ser la caña y el bambú o los residuos plásticos. De esta forma, reduces emisiones y, en algunos casos, mejoras el hormigón como sucede, por ejemplo, cuando se mezcla con residuos plásticos. En este caso, además, abordas dos problemas: emisiones del hormigón y residuos plásticos», dice Garrido, y es que el arquitecto es uno de los primeros qua ha experimentado con estas mezclas en construcción.

También el equipo de Pastor en la UPM trabaja en un proyecto Europeo llamado CSTO2NE (Biomímesis y ecomateriales adsorbentes de carbono para una economía climáticamente neutra) en el que reutilizan residuos de acerías. «Los residuos se trata y se mezclan con CO2 capturado. Así, estos restos de acerías quedan transformados en nuevos cementos. Se reducen emisiones, porque para fabricar una tonelada de cemento, normalmente produces una tonelada de CO2, pero en este caso no solo no lo emites, sino que, además, lo capturas y lo metes dentro de un nuevo producto. Lo curioso es que la idea surgió tras observar un fenómeno natural. Se vio que en las escombreras donde se habían tirado estos residuos con el tiempo aparecían carbonatos y de ahí se empezó a pensar en cómo imitar a la naturaleza.

También se investiga en hormigones autorreparables. Ya en 2015 Henk Jonkers, de la Universidad Tecnológica de Delft (Países Bajos), mostró un método para reparar grietas. Se añaden al hormigón cápsulas que contienen bacterias específicas y nutrientes para ellas. Las bacterias se activan con la humedad y, de esta manera, se auto repara.

Elegir estructuras para reducir consumo

Según datos del Observatorio Europeo del Sector de la Construcción (ECSO), los edificios representan el 40% del total de la energía consumida en la zona euro, y producen el 35% de las emisiones. Por eso una de las grandes apuestas en la UE es conseguir edificios de consumo de energía casi nulos, en los que el aislamiento juega un papel fundamental. «Se trata de reducir pérdidas y para ello hay que aislar ventanas y los muros. La segunda estrategia para estos edificios es la producción o autogeneración energética que se puede hacer con paneles solares térmicos para los sistemas de agua caliente y calefacción y, con paneles fotovoltaicos para la producción de energía. Ya hay edificios que cuentan con fachadas solares que producen energía al mismo tiempo que sirven de aislante. Otra tendencia son las cubiertas vegetales aislan el edificio y absorben CO2», dice José Ygnacio Pastor de la UPM.