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La «Motion» del Guggenheim, en acción de la mano de Norman Foster

El famoso arquitecto expone en la obra de Gehry una colección de arte sobre ruedas en la que ha reunido piezas difíciles de contemplar en la calle. La exposición permanecerá abierta hasta mediados de septiembre

Es una cita imprescindible no solo para los aficionados al mundo de las cuatro ruedas sino, en general, a todos los amantes del arte. El prestigioso arquitecto Norman Foster ha conseguido reunir a su obra más representativa en España, en el Museo Guggenheim de Bilbao, a decenas de piezas representativas de lo que supone el arte sobre cuatro ruedas, en una combinación muy acertada con obras de arte y sonido relacionadas asimismo con el mundo del motor. La exposición, titulada “Motion: Autos, Art, Achitecture”, está abierta hasta el próximo mes de septiembre.

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Pero la muestra ha trascendido de los muros del edificio para llenar las calles de Bilbao y llevar el espíritu del arte del automóvil hasta los últimos rincones de la provincia. Una forma de enseñar que estas obras de arte sobre ruedas no son únicamente un medio de transporte, sino esculturas que se mueven, viven y emocionan, aunque solo sea con su sonido.

La casa de subastas Bonhams y su directiva española Teresa Ybarra tuvieron la iniciativa de reunir a una docena de coleccionistas españoles para que, con sus coches más exclusivos, se reunieran junto a la entrada del museo e hicieran un recorrido por Bilbao y las carreteras de Vizcaya, para terminar con una visita privada a la exposición y una cena en la que los anfitriones fueron el propio Norman Foster y su mujer Elena Ochoa. La convocatoria, que resultó un éxito por la calidad de los automóviles presentes, reunió ante la explanada del Guggenheim a las piezas más exclusivas de los deportivos más valiosos de la década de los sesenta que es considerada por los expertos como la edad de oro de la construcción de automóviles. Los Ferrari 250 California o 275 GTB, Aston Martin DB4 con su carrocería original o en la exclusiva versión que esculpió Zagato, Porsche Speedter, Lamborghini Miura fueron, entre otros, centro de todas las miradas, quitando protagonismo por unas horas al perro que preside la entrada del museo vasco.

Norman Foster presentó "Motion: Autos Art Achitecture", en el Guggenheim de Bilbao - H.Bilbao / Europa PressH.BilbaoEuropa Press

Un fin de semana en el que el automóvil fue el protagonista absoluto en la capital vasca, ya que asimismo estuvo convocado un concurso de elegancia del motor en el que se dieron cita en los locales de la Sociedad Bilbaína decenas de vehículos, quizás menos exclusivos, pero igualmente bellos. Y se completó con un ciclo de conferencias sobre el mundo del motor y su futuro.

Y todo ello gracias a la iniciativa de Norman Foster (Manchester, 1935), uno de los arquitectos más relevantes en la actualidad, de cuyas mesad de trabajo han salido edificios emblemáticos como 30 St. Mary Axe en Londres o la Torre Cepsa en Madrid. Con motivo del 25 aniversario de su espectacular Museo Guggenheim de Bilbao ha coordinado esta completa exposición en la que él mismo se ha encargado de reunir casi cuarenta coches de coleccionista que ayudan a entender al automóvil como una forma de expresión artística en la que se abarca desde las carrocerías más sofisticadas hasta los coches que han servido para la movilidad de un mayor número de personas. Eso decir, desde exclusivos Rolls, Bugatti o Bentley hasta los populares Volkswagen Beattle, el Mini o el Renault 4L.

Según Foster, «el diseño, si se estudia en profundidad, va más allá de las modas. Es una forma de utilidad y mejora en la calidad de vida de las personas. Ahí el coche se vuelve crucial para entender esa evolución, porque primero se concibió como útil, locomotor, luego como objeto artístico de expresión y más tarde acabó convertido en un problema, una dependencia que debemos solucionar en un futuro inmediato», según indicó en el acto de inauguración de la muestra en el pasado mes de abril.

Bajo las características chapas que adornan la fachada de Frank Gehry, Foster explicó el porqué de la selección y de dónde viene su pasión por el motor, que le ha llevado a conducir aviones militares o coches de competición: «Son 40 porque no podían ser 50. Ni cien. Hay muy pocos espacios que nos permitan este lujo y por eso la exposición no tiene previsto moverse de Bilbao. Es un evento único y exclusivo, ya que muchos de estos coches no volverán a salir de sus garajes de coleccionista privado en años». La muestra, que ha contado con la ayuda de la fundación Foster y entidades como Iberdrola y Volkswagen, está abierta al público y se ha convertido en la exposición más visitada en la historia del museo.

Impresionante y rompedora tanto por la belleza de las obras expuestas como su perfecta combinación con el arte en sus paredes y, sin duda, por la disonancia visual que causa su presencia en un templo del arte contemporáneo, “Motion” se podrá visitar hasta el 18 de septiembre y así admirar lo que Foster definió en el acto de presentación como cuenta «coches que son objetos bellos que coexisten con las obras de arte y la arquitectura. Son un artefacto cultural por derecho propio» y para ello se invita al público a ser parte de la propia muestra a través de actividades como el taller de arcilla con el que se cierra el recorrido y en el que estilistas de Volkswagen vuelven a una técnica centenaria de modelado aerodinámico. En la muestra tienen especial peso de automóviles deportivos. Desde el Bugatti 35 monoplaza hasta el Mercedes F-1 de Hamilton o el Mercedes 300 SL, pasando por el mítico Pegaso Z-102 con carrocería especial de cúpula de cristal trasero, uno de los modelos más relevantes de la corta producción de deportivos de Enasa. Y naturalmente, no podíamos olvidar al incomparable Ferrari 250 GTO, el coche más valioso de la muestra cuya cotización puede superar los sesenta millones de euros. Esta unidad, una de las treinta y seis construidas, es propiedad de Nick Manson, el que fue batería de Pink Floyd y que es un conocido coleccionista y piloto de carreras de automóviles clásicos. Para no perdérselo.

Sin duda, se trata de una oportunidad única para disfrutar conjuntamente de la historia del automóvil y la arquitectura en un escenario único como representa el Museo Guggenheim de Bilbao.

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