Opinión
La maldición de Tutankamón
Howard Carter vivió largo para su tiempo tras descubrir en 1922 la tumba de Tutankamón oculta tres mil años. Según sus cuadernos de campo, 44 occidentales que trabajaron en el hallazgo fallecieron súbita o misteriosamente, comenzando por Lord Carnavon financista de la expedición. El joven Faraón, hijo de Akenatón, adelantado del monoteísmo, fue asesinado de adolescente, quizá por mano de su ambiciosa madrastra Nefertiti cuyo bellísimo busto robado a Egipto aún se exhibe en Berlín. No es prudente interrumpir el sueño de los muertos. Desde que Sánchez inició su Presidencia con el trompetazo de la exhumación de Franco todo lo que ha hecho suena a baile de claqué sobre los problemas reales de los españoles, culminando con la perdida de la Junta y granero de votos andaluces y el estado de alarma ante el avance del fascismo como la división Das Reich de las Waffen SS. Convocados por su socio y maestro en hipocresía y fariseísmo jóvenes sevillanos rompen las calles defendiendo la democracia sin saber que Mussolini fue un periodista socialista. ¿Qué le ocurrió a Italia en 1918? ¿Por qué el Reino Unido vio con buenos ojos los comienzos de aquel estatismo mediterráneo? o ¿qué pasó en Abisinia y por qué? Da igual. Si repites mentalmente una palabra hasta la saciedad esta pierde su sentido y el cerebro no la identifica de inmediato.
El adoctrinado e ignorante lanza «fascismo» como una piedra convirtiendo la definición en una onomatopeya tan identificable como el barritar de un proboscidio. Politólogos bárbaros estiman que Vox es anticonstitucional. Solo en Cataluña lo serían Junts, ERC y hasta los chicos de la CUP que no solo reniegan del 78 sino del Hemisferio Norte. Una derecha extremada, excluyente, nacionalista, está invadiendo las urnas de la Unión Europea, pero ese déficit moral, espiritual, europeísta no se frena erigiendo un muñeco asustante al que dar palos para satisfacción de militantes o gregarios. El binomio gobernante despertó franquistas y ahora ve venir a las camisas negras cantado «Giovinezza». En la excavación de Luxor lo que había era miasmas, gérmenes, bacterias, agentes patógenos. Y pareciera que el ectoplasma de Franco tirara de los pies a Sánchez mientras duerme en una maldición del inframundo.
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