Opinión

El 10% mató a Laura

Las redes se incendian a la chispa minúscula de un mechero, imaginen cuando algo de verdad llega al tuétano de la masa dormida. El asesinato de Laura Luelmo nos ha despertado de repente de la resaca de las cenas de empresa. En España se sigue matando hasta en vísperas de Navidad y el vecino de tu hermana puede ser un violador anónimo, que para cuando las estrellas se alinean y la luna se recoge asesina a Caperucita. Por favor, no enciendan más velas virtuales por el alma de la pobre Laura. No utilicen su muerte para que las ideas se suiciden de nuevo, o se aniquilen. Ese Echenique, por ejemplo, que tiró la piedra y escondió la mano. «Los votos antifeministas», dice. Igual el sospechoso eligió a Podemos. Teresa Rodríguez hizo campaña en la cárcel. No vayamos por ahí.

El bellaco que cometió la atrocidad, le siga la maldición más allá de la muerte, ¿qué hacía viviendo allí con esos antecedentes? ¿Quedamos en que todo delincuente se reinserta o hay casos en los que va ser que no? Los violadores, por ejemplo, durante su estancia en prisión, asisten a psicoterapias grupales. Los profesionales han advertido con frecuencia de que serían necesarias sesiones individualizadas y un mayor control sobre los que pueden reincidir. La tasa, así en frío, es de un 10%. Dígaselo a la cara a la familia de Laura.

Si estas, digamos, cuestiones básicas no se discuten, qué hacemos debatiendo en abstracto del machismo. La maldad existe. En el descansillo de la escalera. Una mirada al cruzar un paso de cebra. Una alimaña grabando un vídeo porno con menores. Sucede como con el terrorismo, el de verdad, todo el mundo tiene una teoría, a cada cual más inaudita. La que menos éxito cosecha es la de auscultar al asesino. La más manida, la de que la culpa la tiene la sociedad. Que es como decir que las vacas sueltan mojones desproporcionados. La bestia que al parecer quitó el aliento de Laura tendría que aparecer en una ficha policial. Laura debería saber que el hombre con el que se cruza es un monstruo. Y ahora, de ser culpable, que ninguno de sus sentidos traspase nunca la prisión. Un 10% es suficiente. ¿Si hubiera un 10% de posibilidades de envenenarse cada vez que bebe agua del grifo, sería un porcentaje aceptable?