Opinión

Divorcios

Somos uno de los países de la Unión Europea con mayor tasa de divorcios. La friolera de una media de 400.000 anuales. Las estadísticas demuestran además que nueve de cada diez parejas que se separan, tienen hijos menores. Vamos, que la mayoría se da cuenta a tiempo de que quizás es mejor para todos darse un respiro. Desde el cariño, siempre.

Lo que es innegable es que el amor siempre es el camino. Y si se hace todo con cariño y generosidad nadie tiene que sufrir, aunque la sociedad y ciertos individuos infelices y descreídos, se encarguen de transmitir y promover lo contrario.

Como sabéis, siempre me gusta darle la vuelta a la tortilla. Al mal tiempo buena cara y ante la adversidad, oportunidad. Por ello creo ese dato que afirma que 150.000 niños se vean afectados al año por el divorcio de sus padres en España, es incierto. Como hija de padres divorciados, cuando era caso aislado, afirmo que lo ideal es que una pareja dure toda la vida, pero más ideal aún es que ambos sean felices. Juntos o separados. Porque si ellos son felices, los hijos también lo son. Todos merecen un hogar donde reine el amor y la felicidad. Porque si no es así, de mayores podrán repetir patrón en sus familias y la consecuente infelicidad que vemos en tantos matrimonios que prefieren seguir juntos porque es lo correcto o deseable socialmente, pese a que el clima familiar no sea el adecuado para los hijos.

Por ello no me parece justo el estigma de las personas divorciadas mientras vemos el escandaloso aumento del éxito de las páginas que animan a vivir una aventura extramatrimonial.

Para poder amar a alguien, hay primero que amarse a uno mismo. Y eso es lo que está consiguiendo la igualdad: que nadie se sienta inferior a nadie y, por lo tanto, que trabajemos algo tan determinante y vital como es la autoestima.

Porque el mejor regalo que podemos dar, es el reflejo del amor en nuestra propia vida.