Opinión
Elecciones a palos
A nuestro acreditado estafermo de la Moncloa no le vamos a reprochar que convoque elecciones anticipadas que es lo que debió hacer tras prometerlas en una moción de censura tan constitucional como descabellada. Don Pedro ha resumido su breve legitimidad de ejercicio con una sarta de decretos ley para rubor de un auténtico legislador y ha culpado de sus omisiones, comenzando por la paralizada ley de eutanasia en esa manía de las izquierdas por vaciar los geriátricos. Casi pasó desapercibido que le han tumbado los Presupuestos sus costaleros de la censura con quienes mantuvo salida de caballo y parada de burro. Es más: se puede vivir sin Presupuestos prorrogando los de Mariano Rajoy, más prudentes y mejor aceptados por Bruselas, incluso hiriéndolos al gusto con leyes de acompañamiento. Esta disolución de las Cortes con unas derechas trifálicas (según la donosa ministra de Justicia) y con el juicio al procés que nos hará crujir los dientes hasta Estrasburgo no facilita el voto más sosegado. Además el Presidente ha ejercido este derecho unipersonal para adelantarse a los comicios municipales, autonómicos y europeos colocando el carro detrás de la tracción a sangre porque resultando impredecible una mayoría absoluta en las generales serán las antedichas las que configurarán un futuro Gobierno de coalición a diestra o siniestra con lo que Sánchez puede permanecer en funciones hasta la paga del 18 de julio, incluso a regalarse una legislatura completa si la tabla de quesos del Congreso le permite reeditar su relación contra natura con el separatismo que tan tardíamente debela. La convocatoria huele más a la cocina demoscópica del inefable José Félix Tezanos y “su” CIS que a la obligación moral y ética de un Gobierno descarrilado y contumaz en sus publicitarios pasos. El Presidente pareciera adepto a los arcanos de la simbología y comenzó su interinidad cantada hasta en las coplas de ciego exhumando a Franco y la cierra ordenando lo mismo, aunque sabe que el muerto pasará el verano donde solía. Los sondeos electorales son como los partes meteorológicos, que indican que mañana puede llover o escampa, y los de ayer le dan más de 100 escaños al propietario de 84, ignorándose cuáles serán los méritos de este nuevo Cincinato al frente de la nación o dentro de su deshuesado partido. No se recuerda en democracia que haya ido el censo a las urnas en paisaje tan brumoso y cambiante. Ya se sabe que las ranas aburridas pidieron un rey a los dioses que las enviaron un leño y, quejosas, recibieron un dragón. Elecciones a palos.
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